¿Es ético buscar alternativas si el medio para el que se trabaja se niega a publicar una información? El periodista se debe, ante todo a sus lectores y, a través de ellos, a toda la sociedad. Aún más: el medio de comunicación se debe, ante todo, a la sociedad. Por tanto, cuando el periodista, consciente del valor que tiene una información para la sociedad, busca otro medio para difundirla, obedece a la lógica y a la naturaleza del oficio, que es servir a la sociedad. Un medio de comunicación es una empresa diferente de cualquiera otra porque maneja una materia prima que es producida y propiedad de la sociedad; que eso es la noticia diaria; por tanto, mantiene un vínculo real con la sociedad y tiene para con ella, deberes irrenunciables. El periodista, por su parte, sabe que la dignidad de su profesión resulta del servicio que preste a la sociedad a través de la información que recolecta y difunde. Por tanto, no es extraño que cuando en su propio medio se niegan a difundir información de importancia para la sociedad, el periodista la ofrezca a otros medios porque lo importante no es quién la difunda sino que la información sea ampliamente conocida. Esta práctica destaca otra diferencia de la empresa y de los medios periodísticos, cuya lealtad no es igual a la que deben los trabajadores a sus empresas. Si en estas empresas se espera la identificación del trabajador con los objetivos de su empresa, en el medio periodístico es claro que el deber de lealtad es hacia la sociedad. Esa lealtad es tanto del medio de comunicación, como del periodista, por tanto la prioridad que todo lo subordina es el servicio del bien común de la sociedad, prestado a través de la información que el medio está obligado a difundir y el periodista ha de obtener y preparar.
Documentación.
La comunidad que atiende un periódico no necesariamente se define con términos geográficos. USA Today, por ejemplo tiene un mercado internacional, pero no va dirigido a todos los lectores. Toma como público principal a los viajeros de negocios que se encuentran lejos de casa. Los intereses compartidos forman la comunidad de un periódico, un conjunto de premisas compartidas ampliamente. Una de las premisas más importantes es la naturaleza de las reglas políticas dentro de las cuales opera. Incluso en las sociedades abiertas, diferentes acciones a menudo tratan de llamar a los diarios a las barricadas intelectuales. Eso, a veces, puede ser tentador, especialmente cuando la misma justificación de apertura de la sociedad parece estar en juego. La amenaza comunista durante la guerra fría a veces resultó suficiente para vencer los escrúpulos de algunos periodistas, y durante la guerra de Vietnam, el poderío del complejo militar e industrial les parecía a algunos periodistas tan peligroso para una sociedad abierta que se dedicaron a derrotarlo desafiando la disciplina de la moderación. En la actualidad, los ataques populistas contra los males del poder atrincherado, a veces vencen el compromiso que tienen los periodistas de presentar una imagen completa de la realidad. Para evitar dejarse llevar a error por estas tentaciones, el periodista debe tener claro qué constituye la libertad de expresión cuando dicha libertad está realmente amenazada. Tal claridad también dará profundidad al significado de la disciplina de la verdad, porque el aspecto en el cual el periódico necesita reflejar más su comunidad es en la forma de buscar el conocimiento. La disciplina de la verdad arranca de algunos supuestos que subyacen en el sistema de libertad de expresión, que es la guía fundamental en la búsqueda de la verdad. Jack Fuller en Valores Periodísticos. Sociedad Interamericana de Prensa, Miami 2001.pp 59-60
Consultorio Ético de la Fundación Gabo
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