Consultorio Ético de la Fundación Gabo
20 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Puede alguien conducir un programa de opinión y al mismo tiempo presidir una multinacional? La independencia del periodista es una condición indispensable para informar, por dos razones principales:
1.- Porque para obtener y difundir información veraz es necesario partir de una completa disponibilidad para recibir los datos de la nueva realidad que se busca. Es lo que los aristotélicos llamaron la tábula rasa, o sea la mente en blanco, sin los impedimentos de prejuicios o intereses previos. Los científicos lo entienden así y por eso antes de sus investigaciones eliminan esos elementos como obstáculos para el conocimiento.
2.- La otra razón es que la difusión de cualquier información presupone credibilidad en el informante. De nada sirve disponer de datos exactos y de una versión completa de un hecho, si la información no va a ser creída. Al periodista, por tanto, no le basta tener la verdad de un hecho, necesita, además, crear unas condiciones de credibilidad. Y un elemento esencial de la credibilidad es la independencia. Esa independencia se condiciona cuando el periodista debe su lealtad a una empresa, partido, o persona y no a los lectores, oyentes o televidentes. Los receptores de información dejan de creer en una noticia ante la sola apariencia de que el periodista esté sirviendo a alguien distinto de ellos. Sin embargo es distinta la condición de quien actúa como comentarista o columnista. Puesto que la opinión está sujeta a un rigor distinto del que se exige para la noticia, hay cabida para el punto de vista personal y para la defensa de opiniones de partido, de empresa, de gobiernos o de grupos, pero bajo la condición de que al receptor se le advierta con claridad que se habla o se comenta en nombre de un determinado interés.
Omitir esta advertencia expone al comentarista a cualquiera de estas situaciones:
• A convertir su actividad en un engaño para los receptores puesto que no se les ofrece la verdad completa acerca de la intencionalidad del comentarista. Cuando la impostura se descubre el resultado es catastrófico para la credibilidad del comentarista y de su medio.
• Comentar a favor de una entidad, privilegiando sus puntos de vista, y menospreciando los de otras entidades o personas, les resta vigor informativo a los comentarios y los convierte en propaganda o sea en medias verdades. Es, por tanto un deber del comentarista manifestar con claridad cuáles son sus preferencias e intereses y obrar siempre bajo el entendido de que los receptores lo mirarán siempre como vocero de alguien y no como el guía de todos por el laberinto de las noticias. Esto implica la necesidad de ofrecer comentarios sobre la base de una información rigurosa y nada sospechosa de concesiones a la propaganda institucional o empresarial. En estas condiciones cualquier alto empleado empresarial, o funcionario, difícilmente podrá desempeñar tareas de periodista o de columnista o comentarista. Su campo de acción siempre estará limitado por sus intereses y por la desconfianza de los receptores.
Documentación.

El periodista solo tiene un patrón, un jefe, un compromiso, una responsabilidad, un deber: la sociedad. El periodista responde a ella, piensa en ella, piensa como ella, está convencido de que ella es su objetivo, su destinataria, su eje, su rumbo, su norte, su brújula, su misión. Muchas veces en las redacciones de los periódicos los reporteros suelen sentir que se encuentran en una encrucijada. A quién servimos. Para quien escribimos. Quien es nuestro objetivo. Pero no hay tal dilema:la respuesta es contundente, clara, precisa, sin rodeos ni eufemismos: a la sociedad. Por supuesto que esto no tiene nada que ver con el hecho de que el periodista pertenezca a la plantilla de una empresa periodística y que se deba a esta empresa en cuanto a normas, principios, reglas, valores, estilos, conductas y políticas editoriales. Si la empresa es ética, si tiene visión y amplitud de horizontes cumplirá sus obligaciones con el periodista, le pagará puntualmente su salario, lo afiliará al Seguro Social, le ofrecerá un adecuado ambiente de trabajo, logística y herramientas para cumplir de manera eficaz su tarea diaria, programas de capacitación permanente, planes de carrera, estímulos, premios, bonos, viajes, coberturas especiales, vacaciones, días libres.. Sus propietarios y ejecutivos entienden también que quien sustenta, financia, mantiene el negocio informativo es la sociedad y sus múltiples y diversos lectores y saben que a ella hay que servirla con eficiencia y profesionalismo. Rubén Darío Buitrón y Fernando Astudillo en Periodismo por dentro. Ediciones Ciespal, Quito 2005.p.31 y 32

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