¿Es ético que el director de un medio publique un listado de palabras que no pueden usar sus periodistas?
Respuesta:
En los códigos de ética para periodistas llama la atención la frecuencia con que se recuerda el deber de hacer un uso correcto del idioma. No es una norma caprichosa sino adoptada con sólidas razones. En efecto, el respeto y defensa del idioma en los medios de comunicación, se impone:
• Porque son factores de credibilidad. Lo comprobó la ASNE, la Asociación de editores de periódicos de Estados Unidos, en su gran encuesta de 1999, cuando buscaba las razones para la caída de la credibilidad y de la circulación de los periódicos. Fue sorprendente que al explicar el fenómeno, los lectores adujeron las faltas de sintaxis y de ortografía que observaban en sus periódicos. Puesto que las palabras son el instrumento de trabajo del periodista, de él se esperan habilidad y conocimiento en el manejo de las palabras, lo mismo que el abogado debe ser experto en leyes o el cirujano, conocedor del organismo y hábil en el manejo del bisturí.
• Porque el idioma expresa la identidad de una nación y es tarea del periodista, aportar elementos para fortalecer esa identidad; es parte de su tarea al servicio de la sociedad, como medio de comunicación. El deterioro del idioma impide la comunicación normal en la sociedad; en cambio, el manejo correcto de las palabras fomenta esa comunicación y, con ella, consolida la unidad.
• Porque no puede haber una sociedad fuerte sin idioma. Utilizo un texto de Ortega y Gasset: “ somos hijos del lenguaje, de la expresión. Lo que hay de común entre dos o más hombres, lo que se puede comunicar no es sino el lenguaje, la expresión. El lenguaje es el fundamento de la sociedad, de la sociabilidad. Cuando los hombres no hablan, no discrepan ni disputan, pero tampoco se entienden, ni en rigor son hombres. Sociedad no es más que lenguaje común.” Pervertir el lenguaje es, pues, un atentado contra la dignidad de una sociedad y contra su unidad.
Documentación
En los estatutos de la fundación de la Academia de la lengua se decía que el principal deber de este organismo era “cultivar y fijar la pureza y elegancia de la lengua castellana, desterrando todos los errores, que en sus vocablos, en sus modos de hablar o en su construcción ha introducido la ignorancia, la vana afectación, el descuido y la demasiada libertad de innovar, lo cual se amplifica grandilocuentemente en el prólogo del Diccionario de Autoridades. El principal fin que tuvo la Real Academia Española para su formación fue hacer un diccionario copioso y exacto, en que se vise la grandeza y poder la lengua, la hermosura y fecundidad de sus voces, y que ninguna otra la excede en elegancia, phrases y pureza, pues entre las lenguas vivas es la española, sin la menor duda, una de las más compendiosas y expresivas. La lengua española siendo tan rica y poderosa de palabras y locuciones, quedaba en la mayor oscuridad, pobreza e ignorancia aun de los propios que la manejan por estudio y remota enteramente a los extranjeros, sin tener otro recurso que el tesoro de la lengua castellana o española. Carmen Benito Vessels: La palabra en el tiempo de las letras. Fondo de Cultura Económica, México2004. P 286.