¿Cómo manejar fuentes hostiles o que presenten riesgo para nuestra vida? El soldado que va a la guerra, el policía que combate la delincuencia, el bombero que enfrenta un incendio, una inundación o una catástrofe y el periodista que denuncia hechos delictivos, son profesionales que, al ejercer su actividad, le responden a la sociedad y atienden con los recursos de la profesión, sus necesidades. Cualquiera de estos profesionales sabe, desde que decidió su carrera, los riesgos que ella comporta y gran parte de su profesión se orienta a la capacitación para correr esos riesgos con conocimiento y madurez profesional. En el caso del periodista, él sabe que la denuncia de los hechos delictivos, sobre todo si son las autoridades las que están involucradas en ellos, es un deber profesional; también sabe que su investigación y su información eficaces y creíbles, son tareas irrenunciables y que hacerlo, de modo respetuoso de los derechos de todos, es un asunto de calidad profesional elemental. No se trata, como se ve, de denunciar por denunciar, sino de entregar a los receptores, todos los datos que permitan a las autoridades determinar la culpa o la inocencia de los acusados, y a toda la sociedad mantener la vigilancia del bien público. En el periodista se concentran por tanto, la decisión de informar, el cuidado por los derechos de todas las personas y la prudencia para no correr riesgos innecesarios.
Documentación.
Una serie de recomendaciones para la autoprotección en casos de amenazas o de situaciones de extrema violencia.
• Descubrir puntos débiles en la seguridad de nuestra casa.
• Mantener a mano el número telefónico de nuestros jefes, la policía y algunos vecinos.
• Sospechar de cartas o paquetes no esperados.
• Observar si hay personas o vehículos en actitud de espera cerca de nuestras casas y anotar su número de patente.
• Si nos trasladamos a pie, no caminar por el borde de la vereda, sino por el interior y en sentido contrario al de la marcha de los vehículos.
• Incluso en países políticamente poco violentos, es conveniente atender nuestra seguridad personal a través de algunos recaudos. En general, siempre que tomemos contacto con algún desconocido, o persona potencialmente peligrosa informar a los jefes el lugar u horario de la reunión.
• Nunca provoquemos a quienes nos amenacen y, si hace falta, cambiemos nuestra rutina de salidas y recorridos. En caso de recibir amenazas de muerte no las hagamos públicas inmediatamente, tratemos, al contrario, de identificar su origen, por ejemplo con un identificador de llamadas para conocer el número de teléfono desde donde parten, y solo después de comprobar la continuidad del hecho y la envergadura de los recursos de los amenazadores, hagamos una denuncia penal y difundamos el caso. Así obligaremos al juez y a la policía a investigar y, seguramente, se pondrá en marcha un operativo público de solidaridad con nosotros. Daniel Santoro: Técnicas de investigación, Fondo de Cultura Económica, México, 2004, pp 127-128
Consultorio Ético de la Fundación Gabo
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