Consultorio Ético de la Fundación Gabo
20 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

En las elecciones presidenciales la consigna fue ser objetivos. Y en mi canal se daba tiempo igual a todos los candidatos, para ser objetivos. Yo creo que ni la objetividad es posible, ni eso es ser objetivos. ¿Qué dice la ética sobre esto La objetividad no se puede reducir a un reparto mecánico del tiempo, ni a la presentación de opiniones extremas o enfrentadas, sin tomar partido y dejando a cargo del lector, oyente o televidente la tarea de escoger. Es mucho más que eso.
La objetividad es una actitud que señala la radicalidad de la independencia del periodista cuando informa. Su tarea no puede ser interferida ni por sus sentimientos personales, ni por sus opiniones.
Los códigos de ética insisten en separar las opiniones personales de la información y rechazan, como una práctica contraria a la ética, la presentación de las opiniones junto con los datos de una información, sin diferenciación alguna. En todos restos códigos se da por supuesta la independencia del periodista que informa, respecto del periodista que opina, aunque se trate de la misma persona. Por eso un periodista con la autoridad y la experiencia de Walter Cronkite, anota: "no hay un solo hombre que pueda verdaderamente decir que no guarda en su pecho prejuicios, parcialidades o fuertes sentimientos en pro o en contra de algunos, si no de todos los temas del día. Sin embargo constituye la marca distintiva del periodista profesional, estar capacitado para dejar a un lado sus opiniones

Documentación.

Según la versión aceptada, la objetividad fue implantada para terminar con el sensacionalismo decimonónico. Y en gran medida así fue, gracias a los periodistas serios. La "objetividad " exigía más disciplina de reporteros y redactores, pues preveía que cada afirmación se le atribuyera a alguna autoridad. No se podía reportar ningún accidente de tráfico sin citar a un sargento de policía. La "objetividad" aumentó la cantidad de hechos literales en las noticias e hizo mucho por fortalecer el creciente sentido de la disciplina y de la ética en el periodismo.
Pero esa nueva doctrina no era en verdad objetiva. Individuos diferentes que describen la misma escena nunca producen exactamente la misma narración. Y la manera como se aplicó la objetividad costó muy cara al periodismo.
Con todas su ventajas técnicas, la "objetividad" contrariaba la naturaleza del periodismo, subjetivo en esencia. Cada u no de los pasos fundamentales en el proceso periodístico implica juicios de valor: del infinito número de acontecimientos que ocurren, ¿cuáles serán reportados y cuáles pasados por alto? De las numerosas observaciones que recoge el reportero, ¿cuáles serán consignadas? De los hechos observados ¿cuáles se incluirán en la nota? De los detalles recabados, ¿cuáles se pondrán en el párrafo inicial? ¿Qué noticia se hará aparecer de manera destacada en la primera plana? ¿Cuál se enterrará en las páginas interiores, e incluso cuál será descartada? Sobre ninguno de estos aspectos es posible tomar decisiones verdaderamente objetivas. Pero las técnicas disciplinarias de la "objet
La "objetividad " hizo abrumador hincapié en las voces establecidas, las voces oficiales, y tendió a desentenderse de aspectos de genuina relevancia sobre los cuales las autoridades preferían no hablar. Hizo aparecer las fuerzas sociales como concursos de oratoria entre personalidades y el reportero carecían de autoridad para llenar los notorios huecos de la información o de los razonamientos oficiales. Así se profundizó el abismo que amenaza constantemente a la democracia: la diferencia entre las realidades del poder privado y las ilusiones de sus imágenes públicas.

Ben Bagdikian
En El monopolio de los medios de difusión.Fondo de Cultura. Ciudad de México. 1986.

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