Los medios de comunicación siempre reclaman libertad de prensa frente a los ataques de agentes como gobiernos, entidades estatales, grupos terroristas, etc. Lo que se vive dentro de los propios medios son dictaduras en las que vale la última decisión del director o del dueño del medio. ¿Cómo el periodista puede defenderse cuando la censura viene de los directivos o dueños del medio? La defensa de la libertad de información normalmente debe hacerse en tres instancias distintas.
La primera es en el interior del propio periodista y en contra de sus intereses personales, sus pasiones: miedos, odios, afectos, y sus limitaciones. Todos estos factores pueden inducir al periodista a la autocensura.
La segunda instancia se encuentra en el interior del medio de comunicación cuando aparecen los más variados obstáculos, desde la falta de elementos materiales, vg. Un transporte oportuno, hasta decisiones de los superiores, que operan como factores de censura para impedir que se obtenga, proceso o difunda una noticia.
La tercera instancia es exterior al periodista y al medio: es la oposición consciente o inconsciente al proceso de información y puede ser desde el silencio deliberado de las fuentes, el escamoteo de documentos, o el uso de falsas pistas, hasta el mandato legal o la imposición armada para que no se informe.
Lo normal no es, pues, que el periodista informe sin obstáculos lo normal es que informe a pesar de esas tres instancias. Por eso la independencia del periodista, construida y fortalecida por él todos los días, es la condición indispensable para que haya información.
Documentación.
Poseer una prensa libre no es, para una sociedad, un objetivo contingente sino una rigurosa necesidad, pues tomada en su conjunto, la prensa es la autoexpresión inmediata de cada momento de la historia, y esta expresión debe ser auténtica. Es preciso que la prensa sea libre porque esta libertad es la condición de su autenticidad pero esa autenticidad depende también de su firme deseo de acoger todas las manifestaciones del espíritu humano.
Hutchins.
Debemos pasar del extremo de la defensa a priori de la libertad de información, al cuestionamiento responsable de la omnipotencia bárbara e incluso libertina, de los medios.
Javier Esteinou.
La libertad de prensa no es simplemente un privilegio que se concede a los directores y redactores de diarios. Mas bien se trata de una espada que se nos confía, con todas las obligaciones y privilegios que su empleo conlleva. Un segundo elemento que influye en el debilitamiento de nuestra prensa es que no utilizamos con suficiente frecuencia esa espada. Demasiadas veces la prensa calla ante la injusticia flagrante, cuando debiera clamar en voz alta, o por lo menos cuestionar.
Oveta Culp Hobby.
El problema de la libertad de prensa es asunto del periodista. El gobierno no atropella a los periodistas. Los periodistas limitan su libertad porque la venden. Para que un periodista tenga libertad es necesario que quiera tenerla.
Francisco Martínez de la Vega.
La experiencia empírica ha demostrado a lo largo de los siglos que el primer enemigo de la libertad de prensa � que no es el único � ha sido siempre el poder político, y que los periodistas deben desconfiar de los ministros y diputados, con frecuencia tan obsequiosos con ellos.
Juan Luís Cebrián.
En Esencia del periodismo.Recopilación de Omar Raúl Martínez. Fundación Manuel Buendía. México. 1999.