Consultorio Ético de la Fundación Gabo
20 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

En mi país se siguen discutiendo los aspectos éticos de la reserva de las fuentes. La mayor dificultad está en las fuentes que se aprovechan del periodista que les ha prometido confidencialidad. ¿Se debe mantener ese compromiso? ¿El engaño de las fuentes respalda para siempre cualquier compromiso? Los códigos de ética coinciden en aspectos como estos:
La reserva de la fuente es una práctica excepcional. Lo normal es que el lector conozca quién es la fuente de la información que le llega. Manifestar de dónde proceden las informaciones aumenta la credibilidad.
En esos casos excepcionales, el periodista promete confidencialidad a fuentes que, si llegan a ser identificadas, correrían el peligro de perder la vida, o su empleo o su carácter de fuentes.
Además, antes de prometer confidencialidad, el periodista debería contemplar la posibilidad de obtener la misma información con otra fuente para la que no se exija esa condición.
En todo caso, la información que se obtenga así debe ser confrontada con la que se obtenga de otras fuentes.
Una vez adquirido el compromiso de confidencialidad debe respetarse. Esto garantiza que otras fuentes confiarán en la palabra del periodista. En el caso propuesto, aunque parece justo que, al romper una de las partes el compromiso, la otra parte se abstenga de cumplirlo, debe pensarse, sin embargo, que el incumplimiento le haría daño a este recurso para llegar a la verdad porque otras fuentes tendrían en ese hecho un motivo para desconfiar.

Documentación.

Una fuente de noticias tiene que ser buena, indistintamente que sea identificada o no. Esta protección no es un derecho que atañe únicamente al periodista, sino también al informante, que muchas veces arriesga su trabajo, su familia y hasta su vida, por divulgar informaciones.
La identificación de una fuente que pidió mantenerse en el anonimato constituye un mal precedente para la pureza del periodismo, principalmente porque viola el deber de la honestidad que está obligado a cumplir todo periodista.
Corresponde a cada periodista valorar sus fuentes. Determinar si las informaciones suministradas tienen fundamento. También puede recurrir a fuentes secundarias que confirmen los detalles expresados por la fuente primaria.
En sí, lo que debe prevalecer es la verdad por encima de todo. Si las personas afectadas por una publicación insisten en conocer a la fuente, demuestran una curiosidad personal, que puede llegar hasta la venganza. No les interesa la verdad o las consecuencias de lo publicado, sino quién lo dijo. Esto es irresponsable y es ahí donde el periodista debe imponer el criterio de protección.
También Gustavo Gorriti escribió un artículo de opinión en torno al caso de la reserva de la fuente donde explicaba que "un buen editor urge a sus reporteros a preferir siempre la fuente abierta a la anónima. Sin embargo, un editor no necesita ser siquiera bueno para saber que sin fuentes confidenciales el buen periodismo es imposible. Y sin buen periodismo, la prensa libre perece."
Decía Gorriti que "por eso, a través de años y de latitudes, periodista tras periodista ha ingresado a la cárcel o ha soportado destinos peores antes que revelar su fuente. Todo periodista sabe que si rompe su compromiso de reserva, no solo renunciará a la confianza de otras fuentes y se desprestigiará irremediablemente, sino que socavará el principio de confianza entre fuente y reportero, sin la cual un periodismo verdadero es imposible."Para Roberto Eisenmann jr, presidentre fundador de La Prensa, el asunto de la reserva de la fuente está contemplado en el código de ética que en La Prensa se publica y revisa todos los años."Durante el tiempo en que dirigí el periódico, señaló, me tocó en una ocasión afrontar un caso en el que la fuente, en una controversia noticiosa, abusó en forma muy clara del privilegio de la reserva de la fuente. El tema ocupó semanas de debate en la junta de editores y durante el mismo consulté con incontables directores de prensa extranjeros. Luego de mucha discusión decidimos respetar la reserva de la fuente aún en un caso de claro abuso por parte de la fuente."
"La confianza de las fuentes es lo que permite a los periodistas recibir información que es vital para su proceso de informar a su comunidad de lectores. Violar ese compromiso de reserva, por más justificado que sea el razonamiento, pondría en peligro la fuente de importantes noticias que requiere una comunidad libre."

Mileika Bernal.
En Fuentes confidenciales. Difundido por Sala de Prensa. www.saladeprensa.org

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