Consultorio Ético de la Fundación Gabo
20 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Siempre que hay enfrentamientos armados los periodistas no logramos ponernos de acuerdo sobre el número de muertes. Al discutir sobre esto llegamos a la afirmación de que ese detalle ya pone en duda la objetividad con que cubrimos un evento armado porque unos se valen de los datos de la guerrilla o de los paramilitares y otros prefieren los del ejército. Pero, ¿es posible la objetividad en estos casos? Los periodistas solemos darle un gran valor a cifras y porcentajes porque vemos en ellos una expresión de lo exacto y verdadero. Es explicable, por tanto, esa discusión en busca de una cifra que ponga a los receptores de la información en contacto con la realidad. Pero las cifras no son toda la realidad, ni son factores prioritarios a la hora de investigar y describir la realidad de una guerra. Al tratarse de fenómenos sociales como la violencia armada, la búsqueda de una exactitud matemática en la descripción, puede distraer al periodista de otros aspectos prioritarios: causas, contextos, proyecciones, que revelan la naturaleza del hecho.
Son elementos cualitativos de la realidad que aproximan a una descripción objetiva, más que una falla involuntaria en el manejo de sus aspectos cuantitativos.
Otra cosa es el error implícito en la aceptación de una sola fuente. Ese error se agrava en el caso de las guerras puesto que para los agentes armados la verdad no cuenta y las informaciones hacen parte de su arsenal de armas.

Documentación.

El llamado periodismo objetivo, desapasionado, para mí no puede existir en situaciones de conflicto. No solo, aclaro, en las de conflicto, pero principalmente en éstas. Lo que quiero decir es que por tratar de conseguir el objetivo de ser totalmente imparcial en realidad se desinforma. Un ejemplo: Durante aquel famoso suicidio masivo en Jonestown, Guyana ( la excolonia británica suramericana, en el que estuvo comprometido el llamado reverendo Jones). Yo llegué a Guyana inmediatamente después de los hechos. En ese tiempo estaba como profesor visitante en la universidad de Caracas, por lo que pude moverme con rapidez. La primera pregunta que me vino a la cabeza fue: "¿cómo fue esto posible? ¿Cuáles son las fuerzas, los errores, las fallas de esta sociedad que puede llevar a algo tan inc

Ryszard Kapuscinski.
En entrevista con Gilberto Meza. La Jornada. México. 1987.

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