¿Existe algún código ético que regule la práctica de informar por Internet? Esta fuente de informaciones se ha convertido en una zona de tolerancia para todos los excesos: discursos racistas, propaganda neonazi, pornografía, invitación a la violencia, calumnias. Y lo que es peor, podría reemplazar a la prensa. No son los códigos los que pueden remediar una situación de esta naturaleza, ni cualquiera otra.
Los códigos éticos no tienen fuerza de ley. Y muchos de los problemas que están planteando la Internet se están afrontando con normas legales. Los chinos son radicales en el control y lo imponen con el mismo rigor con que aplican las leyes de migración: "cuando se traspasan las fronteras hay que mostrar pasaporte" llegó a decir el Ministro de comunicaciones chino. El parlamento europeo aprobó medidas de control para impedir la difusión de la violencia en ese sentido se adoptaron regulaciones en el Tratado de Maastrich. En Estados Unidos, además de los casos fallados en la Suprema Corte, se han adoptado mecanismos como el V Chip para bloquear emisiones. Las leyes, como expresiones de un consenso, hacen lo suyo para proteger los intereses de las comunidades y se imponen coactivamente.
El campo de la ética es otro porque nadie la puede imponer, salvo cada persona para su propia conducta. De la experiencia de cada uno y de su sensibilidad hacia los valores, surgen esas normas éticas que se adoptan libremente y bajo la convicción de que son indispensables para alcanzar la propia felicidad. Cuando esos valores y las normas que de allí se siguen, muestran una vigencia universal, aparecen los códigos que son guías para los que buscan parámetros éticos para su vida.
Como se ve, los conflictos que están planteando los abusos por la Internet, antes que con códigos, los tienen que resolver personas con una conciencia ilustrada y con una opción tomada por los valores éticos.
Documentación.
Los grandes avances tecnológicos en la comunicación social han producido, junto con el fortalecimiento del régimen democrático en el mundo, perspectivas no vislumbradas antes para la libertad de expresión y ello de cierta forma fomentó la aparición de numerosos códigos y cartas de ética periodística en variados países del mundo.
Pero debe subrayarse que es ilusorio pensar que la asignatura de ética impartida en las escuelas universitarias de periodismo basta por sí misma para que el futuro profesional conserve un sello imborrable de sus principios durante toda su carrera, que puede durar más de 30 años. Es inconsistente el argumento que procura radicar todas las responsabilidades de la formación en el solo rubro del conocimiento transmitido en los claustros. Por lo demás, en no pocos países la actividad profesional no está vinculada a un grado académico.Los mayores niveles de libertad en la comunicación social deben ser paralelos con la existencia de una rigurosa conciencia moral en la emisión de los mensajes. La autorregulación es la mejor receta, pues combina libertad y responsabilidad, sobre todo si atenta contra menores indefensos. Las sociedades abiertas tienen numerosos enemigos en su interior como lo probó Karl Popper. Incluso hay periodistas, académicos e intelectuales de un amplio espectro que al alentar la libertad ilimitada están llamando a la imposición de férreos controles políticos y jurídicos.
En una sólida ética de profesionales de los medios, en la vigilancia incansables de padres y maestros, en la conciencia cívica de gobernantes, parlamentarios y jueces, debiera descansar la creación de una sociedad libre, informada, culta y creativa.
Tomas P. Mac Hale.
En Violencia, Libertad de expresión y Etica.