Consultorio Ético de la Fundación Gabo
20 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

No recuerdo un caso específico de conflicto ético vivido a lo largo de mi corta carrera. Más bien los pequeños y cotidianos que surgen de la prisa, la redacción y la edición de textos en el periódico de cada día. Creo que el periodismo es un conflicto ético permanente de cada día, de cada hora. ¿Pero por qué esta falta de reacción frente a un conflicto en especial? ¿ Es falta de sensibilidad ética? Para recordar grandes conflictos éticos no se necesita tanta sensibilidad como para notar y afrontar los casos pequeños que suceden cada día.
A más sensibilidad, mayor capacidad para ver el conflicto ético, porque esta percepción supone:
Una tarea permanente de descubrimiento y aprecio de los valores. El valor ético no es un asunto sujetivo el valor está ahí, en las acciones, en las decisiones el compromiso con la verdad, la independencia, la preeminencia del bien común sobre el bien particular, etc. Son valores que descubren con mayor o menor lucidez la persona si su sensibilidad ética se ha afinado o no.
La existencia de esa sensibilidad que, como la sensibilidad musical permite apreciar la belleza de una buena música, lleva al hallazgo y aprecio del valor ético se convierte en una guía permanente.
Los conflictos éticos no se dan cuando hay que escoger entre lo bueno y lo malo sino cuando, entre dos opciones buenas se busca la mejor. En esa búsqueda la mayor ayuda se obtiene con la sensibilidad ética y no con el conocimiento.

Documentación.

José Ortega y Gasset en un bello artículo titulado "Introducción a una estimativa" recuerda que cuando nos enfrentamos a las cosas no sólo hacemos con respecto a ellas operaciones intelectuales, sino también las estimamos o desestimamos, las preferimos o las relegamos es decir, las valoramos. Valoramos unas positivamente (las amamos, nos atraen, etc) mientras que valoramos otras negativamente (las odiamos, nos repugnan, etc.)
Y, curiosamente, "ser" y "valer" no se identifican, porque hay cosas que son y, sin embargo, las valoramos negativamente, como podría ser el caso de una enfermedad, mientras que otras no son y las valoramos positivamente, como puede ser la justicia perfecta, que en ningún lugar de la tierra está realizada y, sin embargo, merece toda nuestra estima.
Por eso el gran problema en cuento a los valores, consiste en averiguar si tienen realidad, o si, por el contrario, los inventamos si concedemos un valor a las cosas y por eso nos parecen valiosas, o si mas bien reconocemos en ellas un valor y por eso nos parecen valiosas.
Si la solidaridad, por ejemplo, es en sí valiosa y por eso deseamos construir un mundo solidario, o si, por el contrario, son algunas personas las que han decidido que la solidaridad es un valor.
La cuestión es muy compleja porque si aceptamos la primera tesis �la que dice que inventamos los valores� entonces el subjetivismo es inevitable. Cada grupo, cada persona, cada sociedad inventará sus propios valores. Pero si aceptamos la segunda �la que dice que los valores son reales y por eso hemos de aceptarlos� entonces no se entiende por qué no somos capaces de estimarlos todas las personas.
¿Tenemos que situarnos pasivamente ante la realidad y eliminar todos los obstáculos que nos impidan captar unos valores ya dados? ¿O nuestra capacidad creadora también tiene algo que decir en esto de los valores, aunque no sea inventarlos a partir de cero?
Los valores valen realmente, por eso nos atraen y complacen, no son pura creación subjetiva. Consideramos buenas aquellas cosas que son portadoras de algún tipo de valor, como es el caso de una melodía hermosa o de una propuesta liberadora. Y las consideramos buenas porque descubrimos en ellas un valor, no porque decidamos subjetivamente fijárselo.Pero la realidad no es estática, sino dinámica y contienen un potencial de valores latentes que solo la creatividad humana puede ir descubriendo. De ahí que podamos decir que la creatividad humana forma parte del dinamismo de la realidad, porque actúa como una partera que saca a la luz lo que ya estaba latente, alumbrando de este modo nuevos valores o nuevas formas de percibirlos.

Adela Cortina
En "El mundo de los valores." Cancillería de la Educación y la Ciencia, Generalidad Valenciana. España, 1997.

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