En radio un periodista anunciaba que faltaban tantos días para que tal candidato ganara la alcaldía. Cuando un candidato opositor obtuvo un pequeño espacio en su programa, le manifestó que el medio no estaba de su lado, sino a favor del otro aspirante. ¿A la luz de la ética, cómo se ve este comportamiento? Se impone, en primer lugar, una distinción.Una cosa es hacer propaganda, que es información interesada por la que se paga Y otra cosa es hacer periodismo, que es información desinteresada, en la que las noticias ni se compran ni se venden.
El caso que usted describe corresponde a una acción de propaganda, no de periodismo informativo.Para que en una campaña electoral se pueda hacer periodismo, es necesario que se conozcan y respeten en la práctica, normas que el buen periodismo tiene como guía:
1.- El periodista, en cuanto tal, no tiene ni admite partido ni candidato.
2.- El periodista está al servicio de todos los electores, en cuanto a todos les ofrece elementos de juicio suficientes para que su voto sea inteligente.
3.- El medio de comunicación moderno, que tiene entre sus objetivos prioritarios el de llegar al mayor número posible de lectores, oyentes o televidentes, sólo cumple ese propósito si todos ellos se sienten cómodos y respetados en sus creencias, al ponerse en contacto con el medio. Una información partidista o a favor de un candidato, imposibilita ese propósito.
Documentación.
¿Cuáles son las tareas de un periodista en un estado constitucional?
Son los agentes mediadores de la opinión pública. Son portadores de noticias. Su tarea es poner atención y estar atentos la crítica y el comentario forman parte esencial de ello. Los periodistas, por oficio, no son un contrapoder ni una contracultura. Entonces, el acceso a la profesión debería estar reglamentado, no se podría parar la juridicidad del periodismo.
Los periodistas ocupan un cargo de vigía, pero no por mandato constitucional, sino por el compromiso y el ethos de la vigilancia cívico-liberal. La tarea y el poder de los periodistas están basados en la activación de la libertad de pensamiento y de opinión para una comunicación universal.No son ni los señores ni los administradores oficiales de la opinión pública, sino que ellos mismos son parte de ella. La potencia y la impotencia están muy cercanas y en este caso debe ser así.
Hermann Boventer
Medios de Comunicación, Democracia y Poder.
Fundación Konrad Adenauer. Buenos Aires, 1995