Las muchas discusiones sobre la renuncia del director de un noticiero oficial de televisión que fue grabado clandestinamente en un consejo de redacción, dejaron estas preguntas: ¿a quién debe lealtad un periodista? ¿Queda obligado a silenciar sus críticas si el que le paga es el gobernador, o la asamblea departamental? R.- El obvio rechazo al uso de un lenguaje ofensivo y de mal gusto, puede dejar de lado el tema planteado por esta consulta.
En efecto, una definición de las lealtades del periodista es necesaria como orientación para la actividad diario del periodista. Según esa definición el periodista:
· Debe su lealtad al lector, oyente o televidente. Para él trabaja, a él dedica lo mejor de su talento, a sus intereses sirve.
· La lealtad a la empresa o a sus representantes está subordinada a la lealtad que debe al receptor de su información. La empresa periodística, de naturaleza diferente a cualquiera otra empresa, es de servicio público, por tanto todo en ella está al servicio del interés público.
· El periodista, por tanto, es un servidor público que, desde una empresa privada, responde al interés público. Es de la esencia del periodismo esa dedicación a lo público.
· El salario que recibe el periodista genera como contraprestación un trabajo de calidad para servicio de la sociedad, no para beneficio de la empresa ni de sus representantes. Presumir que el salario implica el abandono del deber fiscalizador del periodista en beneficio de su empresa o de sus directores, o en el caos de un medio gubernamental, de sus funcionarios, tiene el equivocado y desdoroso presupuesto de que un sueldo tiene que ver con la venta o el alquiler de la conciencia. Un periodista compromete su trabajo, pero no su conciencia cuando firma un contrato de trabajo.
· Los medios de comunicación oficiales no son propiedad de los gobernantes sino de la ciudadanía y están a su servicio. Son el instrumento natural para potenciar la palabra ciudadana y para canalizar hacia la población los bienes de la educación y de la cultura. Utilizarlos en servicio de los funcionarios es una forma de usurpación de un bien ajeno.
Estas ideas, contenidas en códigos éticos, manuales de estilo y en la práctica tradicional de los medios de comunicación, aclara para el periodista asuntos básicos como: ¿para quién trabaja el periodista? ¿Cuál es la singularidad de los medios periodísticos como empresas? ¿Cuál es el papel del lector en la relación medios audiencias?
Documentación
Principios básicos para quien trabaja en el sector informativo del periodismo:
1.- El propietario/la empresa debe comprometerse en primer lugar con el ciudadano. En vez de aislar la redacción del resto de la empresa, se sirve mejor al periodismo cuando la parte empresarial y la periodística están comprometidos con los valores de la profesión – y no la primera exclusivamente con la actividad económica y la segunda con el servicio del ciudadano- La historia sugiera que esto funciona bien solo cuando el propietario de la empresa cree firmemente en los valores básicos del periodismo.
Cuando incorporan el periodismo a sus agendas, las grandes corporaciones asumen una obligación más amplia que la de los accionistas. El paso esencial es que comiencen a percatarse de su responsabilidad hacia los ciudadanos, a articularla y a emprender las acciones necesarias para protegerla. Tan importante como eso es que el ciudadano comprenda lo que se juega y exija el reconocimiento de sus intereses no solo a los periodistas sino también a los directivos ante quienes ahora los periodistas han de responder. Si esto no ocurre, el periodismo que es independiente de los intereses empresariales desaparecerá.
2.- Contratar directivos que también pongan al ciudadano en primer lugar.
Si el propietario es quien en última instancia determina los valores de una institución, algunos hombres de empresa que ya han conseguido muchos éxitos hablan de contar con directivos que compartan la misión del periodista; aunque contratar publicidad o aumentar la tirada nada tengan que ver con escribir artículos.
El New York Times cuenta con un modelo así. Su departamento de publicidad, por ejemplo, suele rechazar anuncios los días en quela actualidad exige dar mayor espacio a las noticias.
3.- Establecer y declarar principios básicos claros.
Incluso cuando los propietarios comulgan con la misión del periodista, en muchos medios de comunicación se tiene la sensación de que es necesario articular claramente los conceptos básicos entre todos sus empleados y crear una atmósfera en la que periodistas y administrativos puedan conversar para estar seguros de que cada uno comprende y valora el papel desempeñado por el otro.
4.-Los periodistas tienen la última palabra sobre las noticias.
Al igual que aquellas que han redactado normas estrictas al respecto, muchas empresas periodísticas dicen que el principio más claro es el de que la redacción tiene la última palabra en todo lo referente a una noticia.
Es una norma vigente en muchos medios de comunicación. En el Washington Post, su director ejecutivo insiste en que los productos publicitarios, es decir esas secciones especiales etiquetadas como suplementos de publicidad, las gestiona él mismo: “hemos llegado a vetarlos cuando nos parece que existe algún problema. También nos cuidamos de que estén correctamente identificados.”
Bill Kovach y Tom Rosenstiel en Los elementos del periodismo. Ediciones El País, Bogotá, 2003. P. 90, 91, 92, 93.
Consultorio Ético de la Fundación Gabo
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