¿Qué es un buen trabajo periodístico? La discusión con otros periodistas ha dejado ver dos posiciones sobre esto. Si la información gusta a los lectores y aumenta el número de periódicos vendidos, es una información de calidad; eso dicen unos, entre ellos editores de periódicos. Otros rechazan que las ventas sean una determinante de la buena calidad; según ellos hay calidad cuando el lector encuentra ayuda para pensar las noticias y estímulo para participar en los asuntos públicos. ¿Hay otros criterios? R.- En las investigaciones sobre calidad, la mayor dificultad está en que el objeto de la investigación no se puede medir ni cuantificar porque se trata de un bien intangible.
Cualquier producto o servicio: un auto, un celular, o acueducto son buenos o malos según la cuantificación de los servicios prestados.
La información periodística no es susceptible de esa medición; sin embargo hay estudiosos de la calidad periodística que creen encontrarla en la utilidad inmediata, medible por el número de compradores del periódico, o de oyentes o televidentes, de modo que la circulación o el rating se miran como medidas indiscutibles de la calidad de la información. Tal es el criterio predominante en Estados Unidos y en los países capitalistas.
El otro criterio, predominante en los países latinos, mide la calidad periodística por la extensión de su influencia y liderazgo para introducir cambios sociales y políticos. Este es un criterio extendido en España y América Latina.
Un tercer criterio, combina los dos criterios y así elimina las limitaciones que resultan del utilitarismo o del idealismo extremos.
Documentación
El impacto de la calidad en la difusión quedó reflejado en las propuestas que parten de una metodología singular. A través de una entrevista a treintenas de lectores, realizadas durante dos años, se llegó a la conclusión de que la principal razón para cancelar una suscripción era el descontento con los contenidos. En otra investigación en 1998, basada en el análisis de 64 de los 128 diarios de una compañía considerada por su propio director o ejecutivo como de baja calidad, el resultado era similar: una cadena de baja calidad tiene como promedio menos suscriptores que sus rivales, menor índice de penetración de mercado y sus ingresos se reducen en comparación con los de la competencia. Al final la cadena acaba por vender sus periódicos. Sánchez Tabernet alude a esta relación nefasta: La comercialización de productos de baja calidad puede producir alta rentabilidad a corto plazo, pero constituye una estrategia extraordinariamente arriesgada; supone apostar por los beneficios inmediatos, frente al logro de una ventaja competitiva sostenible basada en el servicio a los lectores, oyente so televidentes.
El director de The New York Times, Arthur Sulzberger Jr., en una entrevista en el 2002 se refirió a este vínculo entre calidad y ventas:
Al aumentar la calidad, máxime cuando muchos periódicos se están apartando del periodismo de calidad porque estiman que los gastos son demasiado elevados, sobre todo a la hora de enviar periodistas al extranjero, aumenta la difusión. Nuestra difusión ha crecido a lo largo de los últimos cinco años en un momento en que la mayoría de los periódicos han experimentado un bajón. Sí, la calidad vale la pena.
Sin embargo, históricamente no faltan ejemplos de rotativos que han logrado elevar su difusión mediante informaciones espurias.
Mompart y Palau en El reto de la excelencia en la calidad periodística. Universidad de Barcelona. 2013. Pp 22,23.
Consultorio Ético de la Fundación Gabo
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