Consultorio Ético de la Fundación Gabo
26 de Julio de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

He podido comprobar que en varios medios de comunicación de mi ciudad se les paga salario más bajo a las mujeres y que los cargos directivos son ocupados exclusivamente por hombres. ¿No es esta una demostración del machismo antiético que persiste en el periodismo?. R.- Este es un abuso que es tanto más grave si se trata de medios de comunicación.
Dado el papel social que cumplen los medios en la sociedad, estos, si son periodísticos, tienen el deber de mantener un nivel ético superior al del promedio de la sociedad porque son a la vez líderes y educadores de los ciudadanos. En efecto, el liderazgo moral de los medios periodísticos proviene de su tarea informadora que pone a los periodistas en contacto diario con la conciencia de los ciudadanos cuando les indica qué es lo importante y lo secundario en la historia diaria, exalta a los buenos y previene sobre el daño de los corruptos.
Una base de ese liderazgo es la enseñanza y respeto de los derechos humanos. De hecho, la sociedad conoce la práctica de esos derechos en los informes de prensa y protesta contra su violación en las emisiones y ediciones de los medios. Al reclamar, por ejemplo, los derechos de las minorías –indios, negros, homosexuales– los medios destacan la necesidad de respetar los derechos y su relación con la dignidad de las personas.
Entre esos derechos y reclamos de dignidad se encuentra el de ser tratados como iguales, sin que la raza, el color de la piel o el sexo sean obstáculo. Es, pues, asunto de coherencia con la función de la prensa y con lo que ella transmite, el que haya una igualdad de derechos y de condiciones laborales entre hombres y mujeres en una redacción.
Documentación
Podemos decir que el ser humano tiene dos dignidades: una ontológica, que posee por el solo hecho de ser humano, y otra moral que es la que nos damos a nosotros mismos con nuestro comportamiento. La dignidad ontológica descansa en el reconocimiento de que cada persona entraña un valor especial que no puede dejarse pasar por alto, así, cometa los delitos más graves. En cambio la dignidad moral está asociada a nuestras acciones particulares, así una persona se hace indigna si roba, si mata, si miente.
Las comunidades han visto que si no se defienden los derechos humanos basados en la dignidad inalienable del ser humano, entonces corremos el riesgo de ser atropellados bajo el menor pretexto. Defender los derechos humanos significa que cada ser humano encarna la dignidad de todo el género humano, que cada vez que se violentan nuestros derechos en una sola persona, se vulnera la dignidad de toda la humanidad. Una persona puede perder su dignidad moral, pero no la ontológica. Así pues, cada vez que se trata con dignidad a un asesino aunque éste sea el más cruel, en realidad se está respetando el valor de la persona humana en general, incluyendo a sus captores y sus acusadores. Darnos valor como seres humanos nos previene contra los abusos del poder y nos da confianza para transitar por la vida sin miedos ni temores. Los derechos humanos como lo ha establecido la asamblea de la ONU refrendan en general: el derecho a la vida, la libertad, la seguridad personal, la eliminación de la tortura, los tratos crueles o degradantes, igualdad ante la ley y eliminación de todas formas de discriminación.
José Luís Espíndola: Ética Ciudadana. Porrúa. México 2009. Pp 34y 36.

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