Consultorio Ético de la Fundación Gabo
26 de Julio de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

No recuerdo la cita literal de Gabriel García Márquez cuando dijo que lo importante al informar no es ser el primero en dar la noticia, sino en ser el de mayor calidad; pero esto no es lo que están pidiendo las empresas. Allí lo que cuenta es la noticia que se da antes que la competencia; si es de calidad o no, eso no importa. ¿Hay que aceptar eso? R.- El periodista escoge, consciente o inconscientemente, uno de estos dos modos de manejar la noticia: o como un producto comercial, o como un servicio a la sociedad.
La noticia mercancía debe tener todas las características de las buenas mercancías: ha de ofrecer una apariencia atractiva para que sea, no solo aceptada, sino deseada por los lectores. Por tanto, se deben cuidar las palabras, la redacción y los recursos gráficos; ha de ser breve y a la vez excitante, debe plantear pregunta, crear suspenso y garantizar un consumo rápido para dar paso a otras noticias. Pero de acuerdo con la mecánica del mercado, debe llegar a la mesa del consumidor antes que el producto de la competencia. Importa, pues, el consumo, no la digestión. Supone ventas masivas, más instintivas que cerebrales.
Pero si la noticia no se mira como un producto comercial sino como un servicio indispensable para la sociedad, la preocupación del periodista es otra. A él le interesa que el hecho llegue más allá de los sentidos, a la conciencia de las personas para motivarlas y moverlas, de modo que la información se convierta en materia prima para el cambio. Aquí el tratamiento de la noticia tiene un objetivo: que el hecho sea entendido como parte de un proceso, en el que se relaciona con otros hechos y desarrolla una dinámica generadora de otros hechos. Una noticia así convierte al hombre en sujeto o punto de partida de una historia.
La primera forma ve la noticia como un objeto de consumo para curiosos, pero la despoja de su fuerza de transformación y al receptor se le reconoce como un ser sensitivo, no como un ser inteligente.
La segunda, se inserta en un concepto distinto del tiempo. No es solo para curiosos, sino para humanos capaces de cambiar su historia y la de su sociedad. En este caso, como decía García Márquez no importa si se da primero, es fundamental que se de bien.
Documentación.
En el mundo de la noticia, la prensa ha perdido para siempre la carrera por la supremacía en la celeridad; la palma corresponde ahora a la radiofonía y a la televisión. No hay medio posible por el cual en los diarios puedan conseguir captar las noticias, redactarlas, imprimirlas y distribuirlas con la rapidez con que lo hacen los sistemas de radiodifusión. Al cambiar la situación del diario a este respecto, los hombres de prensa se han puesto a meditar profundamente sobre la validez de la velocidad como base para la selección de las noticias; en particular sobre la rapidez en cuanto atañe a la prensa. Se destaca que la rapidez del manejo de la noticia no afecta al valor de la noticia como tal. ¿Le importa realmente al hombre que lee el diario si la nota que trató de la Comisión gubernamental sobre Vivienda, se pública dos horas después de tomar estado público o dos días después? Desde luego el gusto cuidadosamente acondicionado del público por la noticia caliente no puede cambiar de la noche a la mañana, pero si el periódico dispusiera de dos días o tres o dos horas para preparar sus crónicas ¿no podría publicar noticias con bases más sólidas y datos más sutiles?
El reloj de la sala de redacción es el que nos gobierna, todos somos esclavos de sus manecillas presurosas, la hora, el minuto del cierre están siempre presentes; nunca hay tiempo para hacer el trabajo tan bien como quisiéramos. Parece que los periódicos van aceptando nuevas funciones y responsabilidades y dejando para la radio la celeridad como característica dominante del manejo de las noticias. La emisión extra, por ejemplo, casi ha desaparecido y las voces están abogando por un tratamiento más penetrante y completo de la noticia por los diarios; el factor tiempo no podrá cambiar, mientras haya necesidad de información de actualidad o reciente, el tiempo será tan esencial como la exactitud, o el equilibrio; como la objetividad y la concisión. Aunque el tiempo es cualidad importante de toda noticia hay noticias en las cuales la oportunidad es parte tan importante del valor de la información como su actualidad o novedad.
Mitchell V. Charnley, Periodismo Informativo, Troquel, Buenos Aires, 1971. P. 59, 60.

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