Consultorio Ético de la Fundación Gabo
26 de Julio de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Cuáles son los principales dilemas éticos a los que se enfrentan los periodistas latinoamericanos? R.- Si se toman como medida las consultas sobre dilemas éticos que llegan desde los países del continente, los más frecuentes son los que tienen que ver con la responsabilidad.
A veces por los efectos de las informaciones, a veces por su selección: noticias sensacionalistas, o centradas en hechos negativos y sórdidos; también figuran las noticias no verificadas que inciden negativamente en los derechos de las personas. También es frecuente el dilema sobre la responsabilidad política en noticias y cubrimientos en períodos preelectorales, o en informaciones manipuladas por los políticos.
Otra fuente de dilemas éticos es la independencia de los periodistas, amenazada por los malos sueldos, o por los grupos violentos, o por los corruptos. Estas situaciones ´plantean profundos dilemas en que se pone a prueba la consistencia de la identidad profesional del periodista.
Otro dilema ético resulta del uso de internet. La abundancia de información que se pone a su disposición, lo pone en el riesgo de usarla sin comprobación. El poder de esa tecnología hace olvidar que es otra fuente cuyas informaciones deben ser comprobadas con otra fuente; también se corre el peligro de utilizar y apropiarse de materiales por los que hay que dar créditos y, en algunos casos, pagar derechos.
Documentación
Jorge Fernández Díaz, un lúcido colega con el que trabajo en la redacción de La Nación resumió hace poco, algunas acechanzas que jaquean el periodismo independiente en la Argentina de hoy. Primero utilizar el periodismo no como un fin en sí mismo sino como un medio para realizar otros negocios.
Dos: el periodismo tiene como fin la búsqueda de la verdad. Cuando tiene como fin ejercer influencia para obtener otros beneficios está desnaturalizando su misión y pervirtiendo su independencia.
Tres: caer preso de los anunciantes, halagarlos y tomar intereses de ellos como propios. Muchos anunciantes buscan medios y periodistas con el propósito de encontrar protección, es decir, un trato privilegiado cuando tienen algún problema.
Cuatro: ser prisioneros promiscuos de las fuentes. Los periodistas no pueden convertirse en rehenes de quienes nos entregan información. No pueden tampoco entrar en un intercambio con las fuentes.
Cinco: acomodarse con el gobierno de turno, ser serviles con los funcionarios para recibir los beneficios del poder. Pierde independencia un periodista que depende de los avisos oficiales, porque es un rehén del funcionario que maneja la caja pública.
Seis: renunciar a investigar el poder de turno por adscripciones ideológicas.
Siete: dejarse arrastrar por el influjo del público, ser complacientes con los lectores, caer así en el clientelismo periodístico y en la demagogia. El público no siempre tiene razón y el periodista pierde su independencia si entrega a su lector la versión que su lector espera y no la verdad desnuda e inconveniente que conoce.
Ocho: darle su voz sólo a quienes piensan como uno, caer en el sectarismo y encerrarnos en nuestras ideas y no fomentar el pluralismo, la diversidad y enriquecer a nuestros lectores con miradas diferentes.
Fernán Saguier: El desafío de la independencia, en Desafíos del periodismo real, Clarín, Buenos Aires, 2006. P 162.

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