¿Cuál sería publicable y cuál no, entre estas dos fotografías: 1.-Un senador fumando droga, en un país donde es ilegal el consumo; 2.- Un senador que habla con una prostituta, sugiriendo, implícitamente, que se acostará con ella?
26 de Julio de 2016

¿Cuál sería publicable y cuál no, entre estas dos fotografías: 1.-Un senador fumando droga, en un país donde es ilegal el consumo; 2.- Un senador que habla con una prostituta, sugiriendo, implícitamente, que se acostará con ella?

Foto: Jarmoluk // Pixabay

¿Cuál sería publicable y cuál no, entre estas dos fotografías: 1.-Un senador fumando droga, en un país donde es ilegal el consumo; 2.- Un senador que habla con una prostituta, sugiriendo, implícitamente, que se acostará con ella. R.- La publicación de estas fotografías plantea problemas éticos implícitos en estas preguntas:

¿La foto es suficiente prueba para las imputaciones que se le harán al protagonista?Dada la condición de senador del protagonista, ¿su derecho a la intimidad resultaría violado con la publicación de la fotografía?

En el primer caso la imagen debe ser inequívoca y explícita para que se pueda afirmar que está fumando droga. A los ojos del lector, podría ser un fumador cualquiera. Suponer que es droga, sin prueba alguna, además de un débil compromiso con la verdad, es un atentado injusto contra el buen nombre de un personaje público.
Si está fuera de toda duda que el senador consume droga públicamente, es obligatorio denunciarlo puesto que es un personaje que se debe al público por razón de su cargo público, avalado por los votos de sus electores, a quienes representa.
Publicar la foto con las explicaciones correspondientes tiene un valor pedagógico tanto en el tema del consumo de drogas, como en el de la responsabilidad del ciudadano al depositar su voto.
En el segundo caso es evidente que, tanto el contenido de la conversación con la prostituta, como las intenciones de los interlocutores, no son conocidas, y que cualquier conclusión resulta de la imaginación de quien contempla la imagen fotográfica. Es errónea, además, la suposición de que hablar con una prostituta, con un guerrillero o con un asesino, sea un acto ilegal.
Documentación
Los atentados contra la imagen parecen gravitar en torno a su reproducción y exposición abusiva, sea por medio de la fotografía, el video o cualquier medio análogo. En este caso el atentado no siempre se lleva a cabo con violencia de la intimidad, por la reproducción de la imagen; puede haberse realizado el lugar público y con el debido consentimiento. La exposición abusiva, vulnerando el derecho de cada quien a limitar y graduar su presencia ante los demás, se constituye así en un agravio de naturaleza distinta al que se produce contra la intimidad, aunque en algunos casos visiblemente vinculado. Cabe además indicar que el atentado contra la imagen puede incluso tener estrecha relación con el que se realiza contra el honor, en tanto se puede presentar la imagen con características que impliquen desmerecimiento o menosprecio del afectado.
En ocasiones las agresiones contra la intimidad no pueden estar asociadas con aquellas que se producen contra la imagen. Aún cuando creemos que efectivamente la imagen es un derecho independiente, aludimos a ella en este acápite en tanto dimensión de la intimidad. Para que esta modalidad de atentado se produzca, bastaría con hacer pública una imagen del titular, sin su consentimiento y con intromisión en su esfera íntima. Es posible atentar contra ella a través de procedimientos de captación, reproducción, o publicación de la imagen de una persona en circunstancias de su vida privada.
No habrá atentado contra la intimidad cuanto se trata de personas con proyección pública, si la imagen es captada en un lugar abierto al público. Tampoco se produce cuando se haya usado como medio la caricatura, de acuerdo con los usos sociales. Tampoco se configura ataque a la intimidad cuanto la información gráfica está referida a acontecimientos públicos y la imagen del titular resulta meramente accesoria.
Aldo Vásquez en Intimidad y Libertad de información. Universidad San Martín de Porres, Lima 1998. P 82, 83 y 84.

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