¿Por qué hay deficiencia ortográfica en los alumnos de periodismo?
26 de Julio de 2016

¿Por qué hay deficiencia ortográfica en los alumnos de periodismo?

Foto: Pixabay.com

¿Por qué hay deficiencia ortográfica en los alumnos de periodismo?

Respuesta: Sobre los jóvenes estudiantes y profesionales de periodismo pesan circunstancias como estas, mencionadas por los investigadores de este fenómeno social. Las deficiencias en la formación. Cuando se comparan los pénsumes de hoy con los del pasado, llama la atención la desaparición de materias como el latín. Para los estudiantes de hoy es sorprendente el dato: alguna vez, en los años de secundaria, se estudió latín, con el consiguiente buen efecto de revelarle al estudiante las raíces de las palabras, una de las claves más seguras para la ortografía. También es una deficiencia el ejercicio impuesto de la lectura. En vez de revelarla como un placer, la lectura se impone hoy como un deber. El resultado es el desconocimiento de las palabras escritas por falta de contacto con ellas. El impacto de las nuevas tecnologías que imponen la preferencia por las imágenes; introducen el culto a la velocidad de modo que se apela a una escritura rápida con signos como la k, la q o la X y demás elementos gráficos que dan lugar a una escritura mecánica. Se puede agregar la incapacidad creciente para abstraer y para usar las palabras como creaciones del espíritu. La palabra es mecanismo, no idea. La falta de voluntad para hacer una escritura con comunicabilidad, en que al receptor se le entregue lo mejor del conocimiento. Se transmiten sensaciones, experiencias del momento, emociones, pero no conocimientos. Como se ve el problema de la ortografía va más allá de la necesidad de usar una estructura material de las palabras. Las palabras son espíritu y esta es una de las claves de la ortografía.

Documentación

La unidad del idioma español no sólo importa porque permite comunicarse con facilidad a 400 millones de personas que residen en 23 países. También porque nos deja bucear en la literatura clásica sin apenas esfuerzo, adentrarnos en el túnel del tiempo y comprender a Quevedo y a Cervantes y a Fray Bartolomé de las Casas y a Miguel Angel Asturias, porque podemos entrar en sus bosques y reconocer sus árboles como propios, y sentir que forman parte de la naturaleza que han de heredar las futuras generaciones de hispanohablantes, que podrán sentirse en ellos como en la casa familiar, nombrando a cada planta por su nombre: la be, la H, la J, el hipérbaton, la metáfora, la sintaxis, la sinéresis. Por razones culturales, no nos interesa separarnos de las letras, las palabras y la armonía que ellos guardan, y hemos de permitir que los hombres y mujeres venideros se les acerquen también; porque todos procedemos de sus épocas y porque no podremos construir cabalmente la nuestra mediante renuncias a todo el pensamiento que nos precedió. Alex Grijelmo, Defensa apasionada del idioma español. Taurus, Madrid, 1998. P 74,75.

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