¿Es correcta la redacción de una nota en un medio masivo con una sintaxis y un vocabulario rebuscados?
Respuesta: Si se tiene en cuenta que el ideal de un periodista es comunicar su información al mayor número posible de personas, el lenguaje sencillo y accesible para el mayor número es la forma de comunicar; la comunicación se limita y se convierte en un ejercicio excluyente para un pequeño número de personas cuando el lenguaje escapa a la comprensión de los receptores. Esto convierte la comunicabilidad en un deber ético. Llamamos comunicabilidad a esa calidad de la comunicación que convierte el mensaje en un bien común, porque todos pueden compartirlo. Los esfuerzos para obtener esa calidad: la redacción, el diseño, la infografía, la fotografía, los titulares, los resúmenes, los destacados y recuadros, le dan al periodismo su carácter de universalidad en cuanto logran un amplio acceso al conocimiento. La universalidad, a su vez es un valor ético del periodista porque hace de la información un bien para todos, sin exclusiones. Todas las normas del buen periodismo que lo asimilan a lo sencillo, lo claro, lo útil y lo oportuno, obedecen a esa naturaleza original de lo periodístico que es servicio para todos y un servicio enriquecedor para la inteligencia de todos. A través de la historia del periodismo, ha sido una preocupación dominante de los mejores de la profesión, encontrar las mejores técnicas para hacer comunicable la información de lo que sucede para el mayor número. El desarrollo de la tecnología de la comunicación se inspira en ese propósito, y el perfeccionamiento de las prácticas de la escritura, va en la misma dirección: escribir para ser entendido sin necesidad de intérpretes.
Documentación
En un seminario para periodistas centroamericanos, surgió un problema peculiar: una palabra poco corriente aparecía en algunos de los escritos. La palabra era “progenitor”. Era exactamente el vocablo que no debieron haber escogido. Por dos razones: una, confunde al lector; dos: lo irrita. ¿Qué significa esta palabra? Según el diccionario de uso del español de María Moliner, tiene dos acepciones. La primera es: antepasado de una persona en linea recta. La segunda es: Padre. Generalmente se usa con la segunda acepción. Sin embargo, de acuerdo con la primera, podría significar abuelo, bisabuelo, un caballero español del siglo XVII, uno de los primeros hombres que llegaron a América desde el Asia. Incluso podríamos estar aludiendo a Adán. ¿A qué se refería en realidad el escritor? ¿Por qué querría confundirnos?¿O estaba él confundido? Escogió una palabra abstracta que tiene varios significados, en vez de una palabra concreta como Padre que solo tiene uno. En segundo lugar, fíjense ustedes en el tono de la palabra. No es una palabra común. Muchos lectores no saben lo que significa. Tendrán que buscarla en el diccionario o simplemente pasarlo por alto. ¿Quieren ustedes que el lector interrumpa la lectura del artículo, en cuya redacción se esmeraron tanto, para consultar el diccionario? ¿Quieren ustedes que pase la palabra por alto? ¿No conocen una palabra más común y accesible? ¿Por qué escoger la más oscura? Los lectores simplemente creerán que usted es pretensioso. ¿Quiere que piensen eso? ¿No le interesa compartir con el mayor número posible de personas la información valiosa que ha encontrado? Usar palabras poco comunes no lo hace parecer inteligente, lo hace parecer estúpido. El lector podría deducir de esta práctica que usted no entiende los objetivos de su profesión o que no se preocupa del público. El mundo está lleno de palabras como esa. Y mientras más inteligentes son sus lectores, más rápidamente se darán cuenta que el inepto es quien las usa. En su trabajo diario, un reportero oirá tanto lenguaje pedante durante sus entrevistas con expertos, que sería absurdo que añadiera su propia cuota de pedantería. Suficiente trabajo tendrá usando la jerga utilizada por los demás. Kevin Hall y Ruth Merino en Periodismo y creatividad. Trillas, México, 1998, p 150,151.