¿Debe haber un código ético para el periodista ciudadano? R.- Si la ética se mira como la obediencia a ese impulso hacia la excelencia con que nace todo humano, el papel y la existencia de los códigos cambian.
Un impulso hacia la excelencia en un periodista significa un esfuerzo de todos los días para prestar un mejor servicio a las personas a través de la información.
Examine usted este postulado y encontrará que es aplicable a todos los que hacen periodismo, con el instrumento que sea.
Para que el periodista mantenga ese impulso a la excelencia en toda su actividad informativa, debe producirse en él un compromiso con la verdad, que exige, a su vez independencia e impone el objetivo del servicio a la sociedad.
Estas tres características éticas del periodismo, puesto que hacen parte de ese impulso a la excelencia, son aplicables a cualquier clase de periodismo que se haga.
O sea, que quien hace periodismo está fatalmente emplazado por su conciencia, a responder por esos valores y por las implicaciones prácticas que de ellos se desprenden.
Por ejemplo, el compromiso con la verdad exige el examen crítico de todas las fuentes, el uso de fuentes plurales y diversas, el estudio minucioso de los materiales que proveen esas fuentes. Esto es válido para todo el que quiera hacer periodismo, es una deuda que se contrae con todos los que recibirán la información por el canal que sea, y es un deber para consigo mismo puesto que un periodista ético no se contenta con menos que la excelencia.
Por tanto, si la ética es una obediencia a esa vocación de excelencia, que haya o no haya códigos es lo de menos.
Documentación
Yo creo que este desafío es el más importante, el desarrollo de la identidad. Si en internet todos corremos la carrera de la velocidad, las diferencias son muy pocas. Hoy es un buen día para verificar esto. Hace un rato antes de venir hacia aquí, estuve navegando los sitios de los principales diarios y la información respecto de los atentados en Londres no ha variado demasiado, sobre todo en dos primeras horas eran casi lo mismo. Hoy es un día excepcional que nos permite hacer esta verificación pero en los días normales eso también ocurre; es más, si es un día normal publicamos una primicia; esa primicia duró cinco minutos, con suerte porque inmediatamente la captura la competencia y la hace suya y nadie va a reconocer el valor de esas primicia, salvo obviamente, que se trate de una investigación específica, especial, etc.
Entonces viene el desafío de la identidad: ¿en qué nos vamos a diferenciar de la edición on-line? ¿qué es lo que vamos a hacer diferente para que la gente nos busque, para que reconozca nuestra voz? Me pareció interesante como metáfora de Forrest Gump ¿vamos a seguir corriendo o vamos a empezar a transitar el camino de ser? Yo creo que no podemos dejar de correr. Creo que podemos hacer dos cosas a la vez: mascar chicle y tratar de ser. Y en eso estamos. Estamos trabajando en esa dirección en buscar cómo encontrar esa identidad que nos impregna hasta ahora de ese valor; pero ese valor no es inagotable, hay que alimentarlo y hay que trabajar día a día para renovarlo. Tenemos la suerte de heredar una identidad. Pero ahora tenemos que empezar a construir la propia identidad que corresponde a un nuevo perfil de lectores.
El primero es mantener vivos los principios y los valores de la profesión y de la organización. El segundo es tener la consigna siempre presente de creatividad e innovación permanente. Creo que estamos en un momento de una impresionante y nunca vista transformación en los medios. Y somos los que trabajamos en los medios, los periodistas, los que debemos inventar los nuevos caminos que vamos a recorrer. Más que asustarnos, bloquearnos y deprimirnos, tenemos que sentirnos inventores. Y creo que tenemos toda la capacidad para hacerlo.
Guillermo Cullel en Desafíos del periodismo real. Clarín 2006. Pp.121, 122.
Consultorio Ético de la Fundación Gabo
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