¿Con qué indicadores puedo medir el rigor técnico y ético en el tratamiento de la información política en los diarios de esta ciudad? R.- Como podrá verse, en periodismo la ética y la técnica son inseparables; son las dos caras de la misma moneda y abarcan tres aspectos que pueden verse como indicadores de su calidad y rigurosidad.
El primero tiene que ver con el compromiso del periodista y del medio con la verdad, que impone una selección de fuentes plurales y diversas; un procesamiento crítico del material obtenido de las fuentes; para extraer de allí los materiales necesarios para acceder a la verdad de los hechos; una presentación de esa verdad, a la vez amigable y creíble, y una versión pública acorde con su importancia social.
El segundo aspecto, ontológicamente anterior al primero, es la independencia del periodista y del medio. Es una condición necesaria para obtener la verdad y para fortalecer la credibilidad del emisor. Se trata de una actitud de relación múltiple con las fuentes, con el poder, con el medio, consigo mismo. Es además una condición previa para el ejercicio de la libertad. Se es independiente, para ser libre.
Por último está el indicador de la responsabilidad social, con el que medios y periodistas responden a la pregunta elemental: ¿informar, para qué? Se informa para bien de la sociedad, con el sentido de defensa y fortalecimiento del bien público. Lo cual le da a la profesión la investidura de la más alta dignidad y le genera la exigencia de la universalidad. En efecto, el periodista se sitúa por encima de partidos, etnias, religiones, sectas o grupos para dirigirse y servir a toda la sociedad. Cuando esta característica, unida a las otras dos, se percibe en una pieza periodística o en un proceso informativo, se está ante una información de alta calidad, a la vez técnica y ética.
Documentación
El periodismo no solamente es una técnica, y una estética. Es ética, técnica y estética de la transmisión de la verdad, de la revelación de la verdad y eso no se improvisa.
El periodismo es el arte de transmitir la verdad. Pero a partir de Pilatos todos nos preguntamos qué es la verdad. Aristóteles, en los comienzos de la ética establecía que no es lo mismo la verdad en matemática que en historia. La verdad es, fundamentalmente, los conocimientos y la objetividad relevante en un campo determinado. Relevante en el sentido de que es lo que un ciudadano tiene derecho a exigir y puede merecer, no lo que despierta curiosidad. Todos podemos sentir curiosidad por la correspondencia de la vecina, pero eso no nos corresponde, no es la verdad en el campo de la noticia. En este sentido, la verdad es lo que el ciudadano necesita para ejercer su función de ciudadano.
El periodista es un espía al servicio del ciudadano, y todos los ciudadanos son políticos. En las dictaduras la política está secuestrada por unos cuantos que la administran por encima de todo lo demás, pero en las democracias, en cambio, todo el mundo es político. Para que todo ciudadano pueda ser político en el sentido pleno del término, necesita información. El periodista es el bastón, el instrumento en el que el ciudadano se apoya para poder ejercer su deber, su función y su derecho como político. Por eso el periodista debe ser leal a los hechos y a la crítica honrada. Eso es lo que hay que pedirle que sea un crítico informado y objetivo.
Fernando Savater en Nuevos Desafíos del Periodismo. Ariel, Buenos Aires, p12, 13.
Consultorio Ético de la Fundación Gabo
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