Siento que después de los atentados terroristas de extremistas musulmanes los medios tienden a generalizar y extremar la musulmanofobia contra el pueblo árabe. ¿Qué hacer para que no sea así? R.-La ética periodística busca la creación de actitudes con las que el periodista pueda llegar a la excelencia profesional. Esas actitudes incluyen, por ejemplo, el rigor en materia de exactitud.
La islamofobia mencionada en la consulta como resultado de informaciones periodísticas tiene que ver con el escaso o ningún rigor al buscar y difundir la verdad de unos hechos y prueba los daños que produce un informador ignorante.
De esto se quejan los conocedores para quienes el asesinato de los caricaturistas de Charlie Hebdo es un acto de guerra que corresponde a otros actos de guerra.
Esta afirmación, enmarcada en un contexto histórico, da una visión distinta del “acto terrorista” así llamado en la información occidental que parece ignorar lo que Jeffrey Sachs, profesor de la Universidad de Columbia y asesor del secretario general de las Naciones Unidas, describe como un “siglo de destrucción de vidas humanas en Oriente como si nada”. Respalda su afirmación este profesor en hechos como estos: invasión de Estados Unidos a Irak en 2003 con 100.000 civiles muertos; la guerra civil de Siria impulsada por Estados Unidos y Arabia Saudita: 200.000 sirios muertos; mucho antes, el Reino Unido, Francia y Estados Unidos “organizaban golpes de Estado, grandes operaciones encubiertas en el Medio Oriente; además, Estados Unidos mantiene más de 20 bases militares en seis países de la región; son acciones que los islamistas terroristas "ven injustificados” agregan el profesor de Columbia. Cada vez que la prensa occidental hace sus llamados a la islamofobia ignora estos hechos y desconoce su deber de informarse bien antes de emitir conclusiones y consignas. Más que de odio, son mensajes de ignorancia de quienes debieran informarse antes de informar.
¿Qué hacer? Desde la universidad se hace necesaria la creación de una conciencia de respeto y amor por las diferencias, y de la obligación de informarse bien como disposición necesaria para trabajar las noticias.
Documentación
El problema es también el Islam que nos hemos inventado. Creo que los que solemos escribir sobre el Islam, los opinadores debemos ser mejores conocedores del tema, como un deber ético para con los lectores y para con los creyentes.
Un invento es que el Islam es, por definición, violento. La palabra tiene el mismo origen de la palabra salam que significa paz.
Y musulmán es el que practica el islam, sometido a sus normas, a la religión que expandió Mohamed por el mundo. Ese sometimiento es a su fe. Puede resultar ofensivo traducir Mohamed como Mahoma ya que sus seguidores prefieren el nombre original y lo mismo aplica para Allah, Dios en árabe, que no lo traducen.
Pero eso no significa que el Dios de los árabes se llame Allah, como nadie diría que el Dios de los estadounidenses se llama God. Además no todos los árabes son musulmanes ni todos los musulmanes son árabes.
La expresión Allahu Akbar que traduce Dios es el más grande, la he oído de labios musulmanes ante casi cualquier cosa. Su uso no es necesariamente confesional. Lo difícil es indagar antes de concluir, explorar lo que ellos entienden por islam, sin imponer lo que nosotros deducimos. Por ejemplo, no existen los mahometanos: los musulmanes no adoran a su profeta sino solo a Dios (diferente de los cristianos). Y como la prensa debe hablar también a los especialistas, qué poca credibilidad genera un texto que empiece hablando de los mahometanos.
Víctor de Currea-Lugo en Traduciendo el islam. El Espectador, 12 de enero de 2015. Página 31.