Le oí hablar sobre la necesidad de darle prioridad en las noticias a sus aspectos positivos antes que a los negativos. ¿Podría ampliar ese concepto y explicar la relación de esto con la ética? R.- El requerimiento ético de la excelencia y del servicio a la sociedad a través de la información, son los motivos éticos de la necesidad de darle a la noticia un enfoque positivo.
El enfoque negativo llama la atención, excita la curiosidad, provoca miedo o ansiedad, estimula la pasividad, aunque puede aumentar las ventas o los puntos de sintonía.
El énfasis en lo positivo requiere mayor creatividad en el periodista pero estimula la participación en el receptor, lo alienta con el mensaje de que, a pesar de todo, las soluciones son posibles y convierte el hecho en un motivo de esperanza e inspirador de iniciativas.
Comparados los dos énfasis, el negativo es de más fácil presentación; no es necesario buscarlo porque siempre está a la vista; el enfoque positivo debe ser buscado y construido; supone investigación y lleva a un conocimiento profundo del hecho. Además requiere creatividad para encontrar el tono y la forma de atraer la atención y el interés del receptor.
Lo natural e instintivo es que el ojo se detenga en el dato trágico y morboso; lo que debe ser construido es una atención a lo posible.
Tan claro como es el compromiso con la verdad, es el deber de alimentar la esperanza en el ánimo de los receptores. Tal es uno de los objetivos de la información periodística: acompañar alentando, proponiendo para construir.
Documentación
Se arresta al hijo de un clérigo a quien se ha acusado de robo poco después de que su padre se había instalado en una nueva comunidad. El clérigo, a quien preocupaba la reputación de su hijo y la suya propia, pidió al periódico que no se revelara el asunto bajo el argumento de que si se hiciera provocaría sufrimiento emocional a ambos.
Acceder a ese pedido, cuando la política del diario consiste en publicar todos los arrestos, sería injusto para con los demás que se sintieron avergonzados con la publicidad que se les dio a sus delitos, también es injusto para con el público que desea y necesita conocer tales episodios como parte del informe que los medios hacen de la violación de la ley en su comunidad.
Sin embargo, lo más importante de la cuestión no es la labor del periodista como censor de las noticias con fundamento en las suposiciones anticipadas de cómo reaccionará la gente a esto. Se publicaría muy poco si se esperara que el periodista evitara hacer daño de cualquier manera.
Una segunda restricción es la intencionalidad. No es posible considerar culpables a los periodistas de las inevitables consecuencias del comportamiento de los demás. Al considerar tales situaciones Charles Fried ha escrito lo siguiente respecto a casos de daño no intencional: “si tal resultado se presenta sin esperarlo o como acompañante de una conducta, o porque no se aprovechó la oportunidad de evitar el resultado, entonces se podrá afirmar cualquier cosa de la conducta, mas no violará la prohibición categórica de no hacer daño”. (Right and wrong. Harvard University Press. 1978)
Pero en muchos casos, si no en la mayoría es posible exponer un caso periodístico de tal manera que se cumplan las normas periodísticas de precisión y verdad sustantiva y aún así evitar los niveles más inaceptables y extraordinarios de daño. Para ello se requiere sensibilidad, imaginación, habilidad y decisión ante las posibles críticas.
Edmond Lambeth: Periodismo comprometido. Limusa Noriega, México 1992.P. 55.
La noticia como recurso pedagógico
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