Consultorio Ético de la Fundación Gabo
22 de Julio de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

Cuando se cumple un aniversario de muerte de algún personaje o se le cita, el periodista usa la imagen de cuando estaba vivo. Me preocupa el efecto que esto puede tener en la familia. ¿Debe evitarse esta práctica para respetar el dolor ajeno? Las normas que aparecen en los Manuales de Estilo tiene en cuenta los efectos que puede producir una fotografía en el común de las personas. Por eso coinciden en el rechazo de las fotografías de cadáveres o de personas desfiguradas por la violencia opor los estragos de una enfermedad, por el sufrimiento que pueden causar en sus aporientes y amigos y en personas sensibles.
Son imágenes que pueden servir a la curiosidad morbosa de algunos lectores o televidentes, pero que no agregan información útil al común de las audiencias. También se rechaza la fotografía que invade la intimidad de alguien, por cuanto viola el derecho de las personas a no ser molestadas en su intimidad. No se puede afirmar, en cambio, que la fotografía de alguien cuando estaba vivo y sano, ocasione sufrimiento o molestia a sus parientes. Puede ser el caso de personas altamente sensibles, pero no el de la generalidad de las personas, razón por la que no existe norma que prohíba su publicación en nombre de algún principio ético. Por el contrario, se recomienda que en el registro biográfico de personas muertas, se ilustre con fotografías que las muestren en sus mejores momentos para que el recuerdo se concentre en lo positivo. Más que los relatos escritos, el relato gráfico tiene el poder de evocar, de causar alegría o sufrimiento, de provocar esperanza o desesperanza. Si tal es su fuerza, de tal magnitud debe ser la responsabilidad para su uso.
Documentación.
Merece la pena destacar tres clases de influjo de la fotografía, detectables y éticamente cualificables. Se habla del influjo por enseñanza. No me refiero al sistema de enseñar con la ayuda de imágenes para reforzar o sustituir el discurso verbal clásico. Me refiero al hecho comúnmente conocido de que a realizar eso mismo que la contemplación de ciertas imágenes impulsa a muchos a realizar eso mismo que aparece figurativamente representado. Se habla también de influjo por sugestión. La imagen enseña siempre lo que representa, bueno o malo. Pero no necesariamente de manera sugestiva. La sugestión se produce cuando la imagen resulta atractiva y fascinadora. El espectador queda como absorto ante ella y emocionalmente conmocionado, aparecen entonces la tendencia a identificarse y adherirse a ella. Baste pensar en la concentración con que ciertos adolescentes se pegan a las pantallas o al auricular, embrujados por ciertas imágenes transmitidas por los medios.
Cuando el grado de sugestión se dispara tiene lugar lo que suele llamarse influjo hipnotizante. El espectador queda como abstraído y alienado de la realidad inmediata de la vida y como sumergido por completo en el mundo nebuloso y fantasmal de la imagen.
Niceto Blazquez: Etica y Medios de Comunicación, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1994. pp 411,412.

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