La justicia ha condenado a El Universo por injurias calumniosas a un columnista. A los tres propietarios también se les condenó a tres años de prisión y a pagar cuarenta millones de dólares por “autoría coadyuvante.”¿No genera este abuso judicial autocensura y crea un grave precedente? La autocensura, ese silencio impuesto por el miedo o por algún interés, es el efecto inmediato de medidas como las que el gobierno ecuatoriano impulsó contra el diario El Universo. El mismo efecto se produce cuando medios y periodistas son amenazados o son objeto de atentados: el instinto de la propia conservación se activa y asume el control de la actividad profesional del periodista, salvo que intervenga una viva conciencia del deber del periodista para con la sociedad, para buscar alternativas distintas a la del silencio.
Entre esas alternativas, han demostrado su valor la actuación en equipo, la colaboración con las autoridades y la calidad profesional. El periodista solo no puede hacer frente a las amenazas o a los atentados que provienen o de grupos ilegales o del propio gobierno. Por eso en situaciones como las mencionadas en la consulta, lo apropiado e inteligente es la unión de la prensa por encima de la competencia comercial que suele distanciar a los medios.
Este frente unido ha de inspirarse, no tanto en el interés empresarial de los medios, sino en el interés de la sociedad, cuyo derecho fundamental – el de la información libre- está amenazado. Demuestra su efectividad como defensa, el segundo recurso, el de la cooperación con las autoridades judiciales y de policía, cuando es el caso.
Para estas autoridades constituye un valioso recurso la alta calidad profesional del trabajo periodístico. Un periodismo de calidad en los casos de acoso judicial, aporta pruebas y fundamentación de las informaciones, que invalidan las acusaciones y muestran a la sociedad que medios y periodistas son parte esencial de la vida de la comunidad. Por tanto, este recurso garantiza un apoyo social indispensable.
Documentación.
A nuestro juicio en este campo el papel del Estado tiene particularidades que vale la pena tratar con atención. Primero, está su rol tradicional de garantizar a los ciudadanos el ejercicio de sus derechos que, en este caso, se dificulta porque desemboca en un intangible como es la libre circulación de las ideas en la sociedad. Por eso es tan importante la información protegida por el Estado. Lo que algunos consideran falso, chocante o injurioso para otros es absolutamente indispensable para expresar su pensamiento. Pero el Estado, además tiene otros roles fundamentales.
a) Un papel vital en la democratización, a través de políticas dirigidas a neutralizar la corrupción en la concesión de frecuencias, las sanciones a quienes delinquieron antes y la adopción de normas claras, transparentes y no sujetas a criterios arbitrarios de funcionarios para la concesión de frecuencias. Aun más cuando estamos a puertas de que se inicie la transición al mundo digital.
b) Es responsabilidad ineludible del Estado velar por la seguridad de los periodistas y abstenerse de pronunciamientos que puedan poner en riesgo a ciertos actores.Es necesario, por tanto, cesar el discurso estigmatizante, así como condenar e investigar las agresiones y diseñar los mecanismos de protección más adecuados.
c) El impuso en la construcción de medios públicos a través de su financiamiento estable, la garantía plena para su independencia editorial y administrativa y el desarrollo de una estricta pluralidad, dado que deben ser concebidos como propiedad de toda la sociedad.
d) La utilización de la publicitad estatal con criterios de transparencia y equidad considerando que estamos ante un mecanismo que puede significar la sobrevivencia o la muerte de medios de comunicación, con lo que esto puede significar para la vigencia de la pluralidad.
e) Eliminación de cualquier otro mecanismo de presión directa o indirecta sobre el trabajo de medios de comunicación y periodistas. Fundamedios: La libertad de expresión más allá de una durísima coyuntura.
En La Prensa bajo ataque. Editorial El Universo, Guayaquil, 2011. P. 11.