Consultorio Ético de la Fundación Gabo
22 de Julio de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Cuál podría ser la relación entre ética y el rumor, como fuente de información?
Forma parte esencial de la naturaleza profesional del periodista, el compromiso con la verdad. Este compromiso le impone el deber de hacer todo lo que esté a su alcance para ofrecer a los receptores una información exacta, completa y confirmada.
Si esto se tiene en cuenta, se concluye que el rumor es un material insuficiente y de mala calidad para un periodista profesional. El rumor, en efecto, no es la verdad de los hechos sino una aproximación defectuosa, un esbozo que debe ser completado.
Por eso el periodista con experiencia y conciencia profesional lo utiliza como punto de partida, nunca como puerto de llegada. A partir del rumor se investiga, se comprueba y se reúnen los elementos que convierten una información en conocimiento. Cuando el rumor se genera y se esparce con voluntad de hacer daño, aparece el chisme, otra de las trampas en que puede caer el periodista.
Los dos, el rumor y el chisme, desaparecen en la práctica profesional cuando el periodista, consciente de su compromiso con la verdad aprende a distinguir entre una verdad incompleta y apenas incipiente, y una verdad comprobada y completa, y solo acepta esta como el aporte que profesionalmente le debe a la sociedad.

Documentación.

Un reciente caso, importante y con impacto en Chihuahua, fue el rumor de que la harina de trigo de una gran empresa dedicada a la fabricación de pan, estaba contaminada por el virus de ébola.
El rumor comenzó a correr por medio de mensajes de correo electrónico, donde avisaban que varios trabajadores de la empresa B habían muerto en el Instituto Mexicano de Seguro Social a cusa de una enfermedad rara –unos le pusieron el nombre preciso de ébola, y que, por lo tanto, la harina con que elaboraban ese producto ya estaba contaminada. La cadena de internet se fue multiplicando, pues quien mandaba el aviso pedía que se reprodujera a las amistades por ese mismo medio.
Por supuesto que nunca se precisó quiénes eran los que habían fallecido, no se daba la fuente y solo concluía con la recomendación de que no se compraran los productos de la empresa B. Cuando los medios de comunicación empezaron a trabajar para corroborar esa información se encontraron lógicamente con que no tenía pies ni cabeza el rumor, pero ya se trataba de un tema de interés local donde se involucraban vidas humanas, una empresa comercial conocida y una de las principales instituciones de salud.
El Heraldo de Chihuahua trabajó sobre dos frentes: uno, investigar si los correos que habían llegado a la redacción , aunada a la información que empezaba a llegar por teléfono, correspondía a la realidad y esto implicaba averiguar si en el IMSS había personas aisladas o con diagnóstico de enfermedades raras. Más aún: si realmente atendían a personas con ébola, a pesar de ser una enfermedad desconocida en América.
El rumor tomó fuerza porque el IMSS en vez de proporcionar información sobre una persona que efectivamente había fallecido de un mal no común, pretendió ocultar los datos. El elemento clave fue que ese paciente había trabajado anteriormente en la empresa B.
Se confirmó que no era ébola, se precisó que la harina no estaba contaminada, se precisó que la persona que había fallecido no tuvo nunca contacto con la empresa en el momento en que se le diagnosticó la rara enfermedad. Pero el rumor tuvo un gran costo comercial para pan B: le bajaron sus ventas.
El otro frente de trabajo de El Heraldo de Chihuahua fue intentar rastrear la ruta del rumor. Con varios correos electrónicos se rastrearon los orígenes de dichos mensajes y se le dio seguimiento a destinatarios para ver cómo se iban difundiendo y luego, cómo se iba transformando la información, con los agregados y datos nuevos de personas que supuestamente habían fallecido.
Se hizo la publicación y se fue relatando la cadena de los mensajes. María le platicó a Ruth, esta le puso correo a Alonso, a Ernesto, a Pedro; a su vez Alonso hizo lo mismo con Armando, con Mónica, y con Adrián; Ernesto le avisó a José Luís, a Rubén y así sucesivamente. La innovación de este seguimiento fue que se publicó tal como se fue generando, ubicando el lugar de donde se habían enviado los primeros correos.
El resultado fue que la primera persona que inició esto se sintió descubierta y exhibida públicamente por el periódico, por lo que envió un correo al director del periódico reclamándole haber publicado su nombre y el contenido de sus correos electrónicos, pero además con la amenaza de que el próximo objetivo del boicot sería el propio periódico.
Rumores: Voces que serpentean, de Javier H.Contreras, profesor de la Universidad Autónoma de Chihuahua, México.

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