Consultorio Ético de la Fundación Gabo
22 de Julio de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

¿Se puede considerar pornográfica la última campaña de Benetton”Unhate”?
El intento de definir qué es pornografía, ha tropezado con el hecho de que es un concepto en el que predomina lo sujetivo.
En los diccionarios se menciona su etimología: descripción de la prostitución y, enseguida, aparece como “algo ofensivo para los sentidos y las sensibilidades.”
En los códigos se asimila a obscenidad que es “lo que tiene una tendencia a depravar y corromper los sentidos y las sensibilidades.”
Y se pregunta un filósofo (Gordon Graham) “¿qué es lo que tiene la tendencia a depravar y corromper los sentidos y las sensibilidades?”
La pregunta demuestra que cualquier intento de definición resbala hacia lo sujetivo.
Si se aplican estas definiciones al material publicitario de Benetton, objeto de polémica, el resultado será que para unos son ofensivas esas imágenes: o por el respeto que profesan hacia las personas allí representadas, o por el hecho mismo del beso homosexual en unos casos, o porque se trata de material gráfico destinado al gran público.
Para otros es una hábil campaña publicitaria que promueve la polémica con imágenes provocadoras.
En lo que concierne al periodista, la presentación de materiales que ofenden los sentidos y las sensibilidades podría llegar a ser una manifestación de irresponsabilidad de mayor gravedad que la del publicista.
En efecto, de éstos se sabe que manejan materiales de ficción y que su juego es hacer que la ficción aparezca cercana a lo real; pero lo del periodista es presentar realidades, de modo que un manejo de lo obsceno puede tener el efecto de que lo obsceno y lo sórdido aparezcan como si fueran toda la realidad.
La insistencia de periódicos y noticieros en privilegiar la noticia sobre hechos sórdidos y obscenos crea esa ofensa a la sensibilidad y a los sentidos que consiste en la proclamación de la idea de que esa es toda la realidad. Es una pornografía más repugnante que aquella que comúnmente se condena.

Documentación.

Tengo o no tenga verdad el sujetivismo moral, es bastante razonable considerar que las representaciones pornográficas de sexo y violencia, y la afición a ellas son objetivamente dañinas y que al mismo tiempo su efecto es su capacidad para agredir y lastimar el alma. Lo que esta frase piadosa del Common Prayer expresa es la idea de que el principal impacto de la complacencia en ciertos tipos de fantasía se ejerce sobre la mente y el carácter y es mala en sí misma, independientemente de los efectos que lleve consigo. En este sentido, la pornografía es esencialmente subjetiva, un asunto de pureza o impureza de pensamiento, más que de rectitud o maldad de obra.
Se puede decir entonces que la pornografía es un asunto moral, conduzca o no al daño social que muchos alegan. La gente se niega a admitir esta conclusión porque teme que signifique una intrusión en la vida privada de los demás. ¡Qué me importa a mí si la gente se complace en orgías mentales de carácter pervertido! Dicha actitud me parece a mí, indica otra presuposición importante del pensamiento contemporáneo, y es que la moral tiene importancia sólo si lleva a la acción. Pero ¿por qué esto debe ser así? Existen muchos defectos –la hipocresía, la mezquindad, la intransigencia- que podemos ver claramente en los demás y contra los que anda podemos hacer. Sin embargo, que no podemos hacer nada no significa que no existan o que carezcan de importancia moral, ya que de dicha creencia se deduce un concepto de la moral como algo ligado a la acción, lo cual,por muy corriente que sea en el pensamiento contemporáneo es una distorsión y una aberración.
Gordon Graham: Internet. Fronesis, Madrid, 2001. Pp 122, 123

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