¿Qué lugar ocupa en la ética del periodista la humildad?
Respuesta de Mónica González
La exigencia de “humildad” en los periodistas se ha ido manifestando de manera creciente en el último tiempo. Una preocupación que tiene varias causas, incluyendo la soberbia que evidencian algunos profesionales que buscan liderazgo ante la decadencia de los políticos por casos de corrupción.
Independiente de las causas, un periodista requiere mantener una fuerte dosis de humildad porque así escucha de verdad, mastica y analiza lo que otros piensan, no se enamora de “su” verdad y puede ser más eficaz y veraz en su búsqueda de explicaciones para los fenómenos que importan a los ciudadanos. Porque al despojarse de parte importante de su ego tiene como objetivo informar para servir y no para acrecentar su fama, lo que lo hace veraz y empático; trabaja mejor en equipo, no teme reconocer sus debilidades -lo que incluye decir “no sé”-; y lo más importante: no se avergüenza de pedir disculpas públicas cuando se equivoca.
Respuesta de Gumersindo Lafuente
La humildad, en sentido amplio, es una condición importante para un periodista. Por muy influyente o conocido que pueda ser un reportero, si quiere seguir haciendo bien su trabajo, siempre tendrá que bajar a la tierra para conocer la realidad de la que esté hablando con toda su diversidad. El exceso de ego nunca será un buen ingrediente en el menú del periodismo de calidad.
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Respuesta de Javier Darío Restrepo
La humildad está relacionada con la verdad y esto la convierte en virtud periodística. De Santa Teresa de Ávila se conoce la definición de la humildad como la verdad de nosotros mismos. Los antónimos de la humildad, la arrogancia, la soberbia y el envanecimiento, son otras tantas formas de la falsedad, tanto más destructoras porque son formas de engañarse a sí mismo.
El diccionario de la Real Academia Española la define como la virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades, y en obrar de acuerdo con ese conocimiento. Acostumbrado al pensamiento crítico de todos y de todo, el periodista da por hecho que las realidades cambian para mejor cuando a partir del conocimiento de debilidades y errores se construye una realidad que las corrige. Esto vale para actos de gobierno, gestiones empresariales, actividades deportivas y las propias conductas. La fórmula de convertir los errores en oportunidades es un resultado de las prácticas correctoras de la humildad.
Puesto que la humildad libera del ensimismamiento vanidoso, abre al reconocimiento de los valores de los demás, se la puede situar en el comienzo de un periodismo positivo y estimulante que sabe valorar la parte llena del vaso; así la humildad corrige esa fuerte proclividad del periodista a destacar la noticia y el aspecto negativo de todo. Hay mucha sabiduría de la humildad en el periodismo que propone y que difunde esperanza.
La humildad se ubica como una defensa indispensable contra la avidez y seducción del poder que puede corromper y aniquilar a cualquier periodista.