¿Al fin qué? ¿El periodista está para publicar solo lo que más le guste al lector? ¿O para publicar la información que más necesita?
Respuesta de Gumersindo Lafuente
El periodismo, el periodista, está para publicar noticias o historias que afecten a la vida de los ciudadanos, a sus derechos fundamentales, que tengan que ver con el control de los poderes (económicos, políticos, religiosos, etc.). Y, sin ponernos tan transcendentales, que sean del interés general. Pero en ningún caso la guía principal debe ser satisfacer el gusto del lector.
Respuesta de Álex Grijelmo
Si los periódicos publicaran solamente lo que les gusta a los lectores, nadie en la prensa occidental hablaría de Sudán del Sur o de Yemen, cuyas terribles noticias no suelen figurar entre las más leídas. La decisión de lo que se publica en un medio informativo debe combinar lo que el periodista cree que su público debe saber, para que así pueda tomar decisiones conscientes y adoptar opiniones fundadas, y lo que imagina que el público desea conocer, ya sea por cercanía a los hechos, por curiosidad o por conciencia social. Una y otra perspectivas no siempre coinciden. En esta cuestión, la ética y la honradez de los periodistas conforman una responsabilidad ineludible en una sociedad dotada de buena salud democrática.
Respuesta de Mónica González
El destinatario del trabajo del periodista es un ciudadano, no un “cliente” al que hay que darle gusto entregándole solo noticias que le agradan. El oficio del periodista es informar a ciudadanos de lo que ocurre y de las decisiones que se toman en los distintos ámbitos del poder que lo afectan a él y/o su entorno.
Es rescatar historias que lo ayudan a conocer mejor su país, el mundo, el medio en que se inserta y a enfrentar sus miedos y problemas, que lo conectan con otros ciudadanos y que le permiten actuar y tomar decisiones con sustento para mejorar la calidad de vida.
Al respecto, comparto lo que le dijo un importante empresario de mi país (Chile) al equipo del diario que yo dirigía (Diario7): “Me habían convencido de que el éxito de un medio de comunicación era darle al lector lo que quería saber. Ustedes me convencieron de que estaba equivocado, el éxito es darle lo que quiere saber, pero, sobre todo, lo que necesita saber y no quiere saber”.
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¿Se puede convencer a los lectores para que vuelvan a los medios impresos?
Respuesta de Jorge Cardona
La libertad de expresión no tiene límites temáticos ni premisas particulares. En ese orden de ideas, el deber ser del periodista no tiene que ver con los gustos de los lectores o la información que se necesita, sino con la necesidad de divulgar pensamientos e informaciones que contribuyan a la generación de ideas. Eso sí, en lo posible, acogiendo ciertos cánones éticos y balances, de tal modo que los lectores encuentren en sus contenidos valores importantes para la toma de decisiones o la adopción de puntos de vista.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
El periodista trabaja para prestar un servicio público con sus informaciones. Cuando se tiene claro en qué consiste ese servicio, se resuelven dilemas como este de darle gusto al lector, o proporcionarle la información que más necesita.
Es evidente que el periodista no está para satisfacer el capricho del lector. En consecuencia, de su agenda están excluidos objetivos como el de entretener o divertir, tampoco el de entregar información altamente especializada.
A fines del siglo XIX, el periodismo respondía a la curiosidad de los lectores publicando informaciones que sorprendían a los curiosos que leían los periódicos en busca de datos curiosos, de hechos nunca vistos o de las novedades que producía el desarrollo de las técnicas y de la ciencia, porque estos temas eran los que vendían periódicos en el mundo; así el negocio consistía en descubrir lo que quería el lector porque era la forma de vender más.
Más tarde, entre los años 30 y los 50 del siglo XX, las empresas creyeron descubrir que el lector quería información útil: aprender a hacer cosas, entender el universo y lo que se estaba haciendo en el mundo con la técnica. Símbolo de esa nueva información fue la revista Mecánica Popular. Desde mediados del siglo el periodismo enseñó a interpretar los hechos; fue el período del periodismo de interpretación, al que siguió el periodismo de prospección que dijo: noticia no es lo que pasó, ni lo que está pasando sino lo que pasará. Fenómenos como Watergate revelaron después que el periodismo debe utilizar sus armas para ejercer un liderazgo en la sociedad. Es cuando descubre el rol político y social en que, dejando a un lado cualquier línea partidista, afirma su identidad de servidor público centrado enpix el bien común.