¿En la ética periodística está incluida la humildad de la persona?
Respuesta de Álex Grijelmo
Un buen periodista debe ser humilde para reconocer de inmediato sus errores sin tapujos, para saber que no está en posesión de la verdad, para no dejar de aprender y para no conformarse con lo que cree que sabe sobre una información. Desde ese punto de vista, sí: la humildad forma parte de la ética.
Respuesta de Mónica González
Un periodista que respeta y practica la ética profesional entiende que no es depositario de la verdad, está consciente de sus limitaciones, chequea los datos que le proporcionan sus distintas fuentes, no se enamora de sus versiones, aplica la autocrítica personal y de su equipo, asume sus errores y equivocaciones, reconoce la autoría de hallazgos o buenos trabajos de sus colegas si los cita, sabe decir “no sé” y no acepta dinero a cambio de difundir noticias falsas, entre otras características. Para mantener todo ello vigente un requisito indispensable es la humildad (que no es lo mismo que carecer de ambición).
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Respuesta de Gumersindo Lafuente
La humildad es condición necesaria del buen periodista. Para aprender, para preguntar, para narrar y para reconocer errores. Y sí, en cierta forma está incluida en la ética.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Es una virtud periodística porque impone el rigor de la verdad sobre lo que uno hace y sobre sí mismo. Una conocedora del espíritu humano, como santa Teresa de Ávila, afirma que la humildad es la verdad de uno mismo. Ese emparentamiento con la verdad hace que esta sea una virtud propia del periodista que, como profesional y como persona, es un comprometido con la verdad.
Puesto que la humildad predispone para el reconocimiento de los errores, es una actitud indispensable para quien todos los días adquiere y comparte conocimiento. En efecto, hay humildad en la disposición a aceptar la posibilidad de un error, a confirmarlo y comprobarlo todo antes de admitirlo; una tarea que sería imposible para los convencidos de la solidez de su saber y que nunca dudan. Es la humildad una virtud necesaria para el periodismo ejercido con rigor científico.
Pero hay otra consideración que demuestra el alto rango ético de la humildad, porque, ligada al conocimiento de uno mismo y de las propias limitaciones y errores, se convierte en el punto de partida para el recorrido hacia la excelencia.
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Es imposible mejorar si no se conocen las limitaciones propias; solo quien conoce sus fallas, puede corregirlas y ser mejor. Y se es mejor cuando se aspira a la excelencia, que es la esencia de lo ético.
Quieren ser excelentes todos los que se han condenado a la insatisfacción con lo que son y a la pasión por lo que deben llegar a ser. Esa insatisfacción solo la conoce el humilde; es un saber fuera del alcance del resignado a la mediocridad de sus logros. El buen periodista está movido por esa insatisfacción con lo que hace, porque siempre está convencido de que aún puede hacerlo mejor. Es el buen consejo que la humildad, a todas horas, le da su conciencia profesional.