¿Qué dicen los códigos éticos sobre periodistas que trabajan para empresarios u organizaciones que funcionan como grupos de presión y los contratan como empleados para hacer investigación periodística que busca denunciar casos de corrupción? ¿Es válido éticamente que un periodista trabaje para empresarios con agendas corporativas y económicas propias? ¿Qué criterios éticos se deben aplicar en estos casos, pues no se trabaja propiamente para un medio de comunicación sino para grupos empresariales?
Respuesta de Mónica González
Uno de los grandes déficits en transparencia que exhibimos los periodistas es el silencio con el que asumimos que colegas trabajen para empresas, gobiernos u organizaciones de comunicación corporativa y se sigan haciendo llamar periodistas siendo que su trabajo es “vender” a empresas, instituciones o personas lo que incluso puede incluir maquillar o asfixiar delitos y daño ocasionado a los ciudadanos.
La misma actitud se tiene con colegas que hacen el trabajo mencionado por el docente mexicano: periodistas contratados para investigar actos de corrupción de determinadas instituciones, autoridades o empresas para luego ejercer presión indebida sobre ellos o beneficiar a la competencia en el mercado. Son trabajos muy bien remunerados y que han proliferado con la crisis de los medios, constituyendo una grúa que atrae a los mejores elementos.
A ello se suma la convivencia entre la redacción periodística y la asesoría comunicacional: el periodista que conserva las dos funciones y no lo transparenta. Su audiencia lo ignora. La irrupción de una industria de noticias falsas y la necesidad de fortalecer el buen periodismo para defender la democracia obliga a promover un salto en transparencia y en actitud que tienda a separar nítidamente las funciones.
Respuesta de Gumersindo Lafuente
Trabajar para grupos empresariales o de presión haciendo periodismo de investigación y tener credibilidad es un ejercicio muy complicado. Por eso es tan importante que la prensa sea económicamente rentable, para que los periodistas podamos trabajar con un margen de libertad suficiente.
Respuesta de Álex Grijelmo
Lo que parece deducirse de la pregunta es que se trata de periodistas que no trabajan en periódicos, sino en gabinetes de empresas. En ese caso, cualquier información que transmitan no será periodismo, sino solamente comunicación y versión de parte, que habrá de ser verificada y completada. El periodismo independiente es incompatible con cualquier remuneración que condicione esa independencia.
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Diferencias entre la línea editorial y la informativa de un medio
Respuesta de Javier Darío Restrepo
En su ejercicio profesional, el periodista puede actuar como intermediario o como mediador.
El intermediario se limita a transmitir información. Es el caso del que recibe boletines o comunicados de prensa, o declaraciones en entrevistas y los lee o las reproduce. Intermedia entre el que produce esa información y la audiencia que escucha, ve o lee.
El mediador va más allá de la reproducción. Consciente del influjo social de la información mira los hechos que maneja como manifestación de la vida de la sociedad, los analiza e interpreta y contribuye al cambio social. El intermediario es espejo e instrumento, el mediador es una conciencia viva.
Un periodista al servicio de una empresa, o de entidades oficiales, lo mismo que en una emisora o canal, puede ser un simple intermediario, propagandista o relacionista público al servicio de la entidad que lo contrata; o puede ser mediador y desde una entidad sirve a la población con la información.
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En términos concretos: si usted es jefe de prensa de un ministerio o de una empresa industrial y hace llegar a la población el conocimiento de los servicios que presta esa entidad y al mismo tiempo estimula la reacción de la sociedad y da voz a sus críticas, o a sus propuestas, aplausos y opiniones hace una mediación que sirve a sus contratantes para conocer críticas y corregir errores, a la vez que sus aciertos. Si se limita a amplificar las voces de quien lo contrató, cumple tareas de propagandista o de relacionista público y nada más.
Como se ve, se trata de aplicar el concepto del periodista como servidor de lo público con información y no con propaganda. La información de los hechos se puede hacer desde las entidades públicas y privadas, como se hace desde los medios. La diferencia la pone la actitud de servicio público del periodista.