En un reciente informe periodístico con graves acusaciones contra las Fuerzas Armadas, el periodista se apoyó en testimonios anónimos, que aparecieron como de personas que, por seguridad, se negaron a dar su nombre. ¿Es esto ético? Me refiero a publicar acusaciones graves con esa clase de apoyo.
Respuesta de Gumersindo Lafuente
Aunque no es lo ideal, en algunos casos es lícito el uso de fuentes que no son identificadas. Es responsabilidad del periodista comprobar las informaciones y evaluar su autenticidad. Está en juego su crédito profesional.
Respuesta de Mónica González
Citar una fuente anónima es una opción excepcional, y esta es precisamente una de ellas. Cuando se tiene entre las manos una revelación que acusa y cuestiona duramente actuaciones de instituciones y/o personas muy poderosas y cuyo efecto no solo afecta la democracia sino el derecho a la vida de algunos (o muchos), es el periodista y el medio que publica el que debe calibrar cómo publicar y revelar los hechos sin poner en riesgo la seguridad –y a veces la vida- de las fuentes.
También te podria interesar: ¿Cuándo silenciar una noticia y cuándo no? El caso de Revista Semana y The New York Times
¿Puede la prensa señalar a alguien como espía a partir de papeles anónimos?
Si tienes la certeza de que los hechos que vas a revelar son fidedignos, si se ha chequeado la información con el máximo de rigor y estás consciente de que las fuentes se han atrevido a revelar a pesar de arriesgar su seguridad personal y/o familiar, lo correcto es protegerlas con el anonimato. En el caso señalado fue una opción legítima, prueba de ello es que nadie desmintió los hechos publicados y sus repercusiones son enormes.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
La pregunta es legítima porque el receptor tiene derecho a conocer de dónde procede la información que el medio le proporciona. Por eso se recomienda que en el caso de ser necesaria la reserva de la fuente, se mencione al menos una aproximación que acredite la autoridad con que la fuente habla del tema. En el caso mencionado en esta consulta son válidas: “Fuentes del ejército”, “oficiales del cuerpo armado”, “militares encargados de la ejecución de la directiva”. También se le deben explicar al lector las razones por las que se calla el nombre de la fuente.
Para el periodista es un deber preservar la seguridad de sus fuentes, al fin y al cabo se trata de colaboradores suyos y de su audiencia, que permiten el acceso a la verdad de los hechos. De no hacerlo así, cada vez sería más reducido el número de fuentes y se restringiría la posibilidad de las audiencias de acceder a la verdad de las noticias, en especial cuando se trata de informaciones que conciernen a los intereses públicos y que se busca invisibilizarlas.
Envía aquí tus inquietudes sobre ética periodística.
La consulta parece dar por supuesto que la tarea del periodista se limita a obtener una respuesta de la fuente para transcribirla, sin más. Un periodista riguroso comprueba cuánto dicen las fuentes, de modo que la cita de una fuente en un texto periodístico lleva implícito un trabajo de comprobación que les da a los contenidos una importancia relativa. Así la identificación de la fuente sigue siendo importante, pero con importancia relativa: lo definitivo en materia de credibilidad es que la información haya sido comprobada con otras fuentes.