¿Es´ético utilizar seudónimos en una columna de opinión?
22 de Julio de 2016

¿Es´ético utilizar seudónimos en una columna de opinión?

Foto: PDPics // Pixabay

Tenía una columna de opinión en la edición dominical del periódico. Al ser vinculada como editora general, ¿es válido continuar con la columna?¿Se compromete la opinión personal con la del medio? ¿Es válido continuar bajo un seudónimo?
El columnista les presta un servicio válido a los lectores porque es quien –dada su independencia- ayuda a entender e interpretar las noticias, y les aporta elementos de juicio para su búsqueda de la verdad de los hechos.

Desde este punto de vista la actividad de los columnistas no se puede mirar como ajena o distinta de la que cumplen los redactores; mientras estos exponen los hechos, los columnistas interpretan y analizan, es decir, ayudan a la digestión de la información que, así, entra a hacer parte de la conciencia del lector.

En la medida en que se trata de una columna independiente, bien informada y redactada con la voluntad de compartir un punto de vista, esta actividad periodística se integra al proceso de búsqueda de la verdad de lo que está sucediendo. Definida como punto intermedio entre la certeza y la duda, la columna de opinión estimula la búsqueda, descarta los dogmatismos, enriquece el discurso de la tolerancia y enseña a los lectores el diálogo y da razones para pensar los hechos y las ideas.

Vistos todos estos motivos, aparece normal que un editor tenga columna de opinión: su cargo directivo no lo aleja del equipo ni lo obliga a abandonar su pensamiento propio. Si hubiere peligro de una visión distorsionada, podría pensar en el uso de un seudónimo, práctica que ha sido acogida por directores y altos ejecutivos de los medios. Al fin y al cabo de lo que se trata es de aportarles a los lectores unos elementos de juicio, libremente expresados.
Documentación.
La columna de opinión es una opinión individual que usan los periódicos o revistas para expresarse. No obstante la objeción de conciencia (“las opiniones expuestas en los trabajos firmados son de exclusiva responsabilidad de sus autores”) los periódicos siempre comulgan, de alguna manera con las tesis recogidas en comentarios o columnas.

En un periódico interesan sobremanera, las columnas escritas por una “buena pluma”, con nervio, con “garra”, con estilo propio, mejor que un redactor estandarizado, por no decir, adocenado, contrahecho a fuerza de seguir una pauta impuesta por circunstancias profesionales.

Entre las condiciones del columnista ideal se encuentran agudeza crítica, personalidad, ecuanimidad, bagaje cultural, impasibilidad, ponderación e independencia, entre otras.

La columna de opinión prevé lo que puede suceder. Valora e interpreta lo sucedido y dicta lo que hay que hacer para que acontezca algo que no debe pasar. Al interpretar da una valoración objetiva, realista, concreta, apegada a los hechos de algo o alguien.

Para George F. Hill columnista de The Washington Post, el columnista es como un artista al que distingue su peculiar forma de ver el paisaje social: “ es habilidoso ver lo que todos ven, pero no en la misma forma en que todos lo ven.”

Donaldo Alonso Donado, De la Información a la opinión. Editorial Magisterio, Bogotá, 2005. Pp 196.197

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