¿Es correcto que un periodista en sus informes utilice expresiones como "primero Dios esto", "esperamos en Dios lo otro" o "a Dios gracias tal cosa"?
Respuesta de Gumersindo Lafuente
Se trata de expresiones que, por ser subjetivas, pueden usarse en artículos de opinión en los que se admite una presencia notoria del "yo" del autor; pero no deben incluirse en textos informativos o interpretativos: ni en una noticia, ni en un reportaje, ni en una crónica, y tampoco en un análisis. En esos géneros deben evitarse las formas que expresen una presencia del "yo" del periodista, pues se trata de textos que aspiran a la ecuanimidad y han de ser ajenos a las creencias personales de quien escribe. Ni siquiera se debe utilizar una expresión como "a Dios gracias" cuando se informe de que un suceso, por ejemplo, se ha resuelto sin víctimas ("a Dios gracias, los accidentados salieron ilesos"), porque tal locución (aunque esté lexicalizada igual que otras como "ojalá" o "si Dios quiere") remite a una intervención divina que es difícil de comprobar.
La separación entre informaciones verificadas y opiniones libres es la primera garantía que debe ofrecer un medio de calidad.
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¿En qué punto las emociones influyen en la objetividad periodística?
Respuesta de Mónica González
Los periodistas debemos entregar información a personas que profesan distintas religiones o que son agnósticos o ateos. Esa condición nos obliga a prescindir en nuestros trabajos de toda referencia a la pertenencia a un determinado credo. Es el respeto mínimo que le debemos a la diversidad de nuestra audiencia.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Depende del contexto, que si es informal, con lenguaje coloquial y con intención confesional o proselitista, admite expresiones como estas como parte del lenguaje común. El “oh my God” o “Mon Dieu” o “Por Dios” son expresiones familiares que encajan en textos escritos en ese tono.
Cuando se trata de informaciones: crónica, noticias, reportajes, al periodista se le quiere leer o escuchar alejado de toda intención proselitista o confesional. Su credibilidad depende en gran parte, de esa actitud independiente que facilita y consolida la confianza en su información.
Por lo demás, el que alguien manifieste un sentimiento religioso no debe sentirse como ofensa y, por el contrario, debe convocar una actitud de tolerancia activa.
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Esta es distinta de la tolerancia pasiva que admite las diferencias soportándolas; la tolerancia activa valora esas diferencias como parte de la riqueza de la diversidad humana. En el caso de la consulta sería la valoración de lo que representa la fe de las personas que creen en Dios y escriben su nombre con mayúscula.
Una actitud así, en lectores y en periodistas, abre la mente a la diversidad, libera de la servidumbre a los absolutos y es el reconocimiento de las posibilidades que ofrecen las diferencias de todo orden: religiosas, culturales, políticas, etc.