Me too es un tema que ya habían tratado en una consulta previa que leí. En México se desató una ola de feminismo en redes sociales con diversos hashtag, casos reales de acoso, casos que se leen como violencia en una relación, hasta algunos comentarios que rayaban en el odio. La gran mayoría de los medios dio voz solo a las acusaciones, nadie buscó las segundas voces, repetían y replicaban las historias señalando nombres, identidad y función. En el anonimato de una denuncia por redes. Sin que los medios se ocuparan de buscar una segunda parte, el equilibrio. ¿Hasta dónde es periodismo y cuándo brinca al activismo? ¿No era labor periodística buscar las segundas voces de los denunciados? ¿Qué ocurre con las vidas de estas personas después del ataque mediático? ¿La presunción de inocencia y debido proceso no entra en la protección de nuestro trabajo periodístico? ¿Qué nos hace falta para que casos como estos no rebasen a los medios?
Respuesta de Gumersindo Lafuente
Ante cualquier información que afecte a una persona, empresa o institución, siempre tenemos la obligación de escuchar a la parte afectada. Eso nos dará casi siempre más datos que nos ayuden a valorar la veracidad de la denuncia. Cuando la fuente es anónima, las prudencias deben ser máximas y las comprobaciones mucho más intensas.
Respuesta de Mónica González
La violencia sexual, intrafamiliar o los abusos de distinto tipo que enfrentan cotidianamente mujeres en distintos países y que han estado caracterizados por la impunidad en que actúan sus victimarios ha dado paso a una realidad inédita. Además de asistir a un periodo de gran sensibilidad sobre qué es abuso contra la mujer, qué se entiende por feminismo y qué debemos cambiar de nuestra cultura para intentar eliminar esa violencia criminal contra mujeres, hemos visto emerger una avalancha de acusaciones por redes sociales, muchas de las cuales se hacen en el completo anonimato individualizando con detalles precisos a presuntos abusadores sexuales y con graves consecuencias para los inculpados. Esa práctica no dignifica a las mujeres y no es periodismo, el que no puede convertirse en un receptáculo de acusaciones sin pruebas, hechas públicas bajo anonimato y sin que el acusado tenga derecho a entregar su versión.
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Diferencias entre periodismo y activismo social
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Para estas y las demás denuncias que se hacen dentro de la información periodística, siguen siendo válidas las viejas normas:
- Toda denuncia está respaldada con pruebas, de modo que si no hay pruebas no se publica las denuncias. Es un asunto de justicia y de respeto por las personas.
- Un periodista decente nunca acoge mensajes anónimos que pretenden convertirlo en idiota útil para acusaciones gratuitas y cobardes, porque no dan la cara.
- Los adjetivos ofensivos o calumniosos son recursos preferidos por quien no tiene argumentos ni pruebas; el periodista, por tanto, rechaza su uso.
La información equilibrada no es, necesariamente, la que presenta como si fueran equivalentes, los testimonios en pro y en contra. Para que la audiencia reciba una información equilibrada, el periodista analiza esos testimonios: busca sus coincidencias, subraya los puntos de desacuerdo y procede a examinarlos críticamente.
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Cuando el receptor tiene delante el resultado de ese análisis, logra una visión equilibrada, liberada de la emocionalidad de adjetivos y expresiones emocionales e iluminada por el razonamiento y por la voluntad de encontrar soluciones y descontaminada de la intención de ahondar diferencias o de consolidar divisiones.
Este análisis sereno y esta voluntad de aportar soluciones son dos elementos claves para el buen periodismo y para la información equilibrada. Elementos que difícilmente se encuentran en las redes sociales.