¿Tiene la sociedad alguna defensa frente a la inundación de noticias falsas?
Respuesta de Mónica González
La inundación de noticias falsas responde hoy a una industria, un negocio que tiene fines bien precisos, ya sea políticos o económicos, o ambos a la vez. Se viste con envoltorio de periodismo, de noticia seria y dura, para hacer caer a los incautos en la veracidad de un dato o hecho inexistente que descalifica la honra de alguien o de un grupo o simplemente para aumentar la desconfianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas. Identificar la fuente financiera e intelectual de esa industria, y exponer a sus autores ante la opinión pública, puede ser una gran herramienta para que los ciudadanos -y por cierto los periodistas- estemos muy alertas y nos cuidemos de lo que nos llega a través de Internet.
En algunos países ya han surgido entidades que se dedican a monitorear las redes para identificar a sus autores. Pero la mentira también ha merodeado siempre al periodismo institucional. Ejemplos recientes, como el reportero estrella del Der Spiegel y sus historias inventadas son parte de una larga lista de mentiras que algunos medios -con la ayuda de periodistas- han difundido con fines oscuros. También se hace para hacer más rentable el negocio. Ante ello, el buen periodismo, ese que identifica sus fuentes, explica los orígenes de un hecho y sus efectos, y chequea los datos expuestos, se hace hoy más indispensable que ayer.
Respuesta de Gumersindo Lafuente
Una de las herramientas que sin duda tiene la sociedad es el periodismo de calidad, que por un lado debe filtrar las noticias falsas y, por otro, explicar cómo están funcionando estas campañas que aprovechan el nuevo ecosistema tecnológico para sus estrategias de intoxicación. Seguramente no es suficiente y como sociedad debemos enfrentarnos a un escenario en el que los periodistas, y también los ciudadanos, debemos ser más críticos y menos crédulos ante lo que nos llega por las redes.
Respuesta de Jorge Cardona
El auge de las tecnologías de la información y la comunicación en la última década produce hoy una verdadera revolución en el ámbito de la libertad de expresión, pero mientras el asunto se decanta y las sociedades entienden su importancia en términos de educación o desarrollo humano es casi imposible evitar el flagelo de las noticias falsas. Por eso, la misión del periodismo es profundizar en sus investigaciones para contrarrestar esa mala práctica. Hoy se otorga exagerada importancia a las redes sociales y, sobre todo, a las opiniones maquilladas de información de algunos líderes, en especial políticos. La opción del periodismo es persistir en su credibilidad y su independencia, de tal modo que sus contenidos sean fiables para la sociedad. Las noticias falsas persiguen fines contrarios a la transparencia y, en lo posible, hay que señalarlas con nombre propio.
Envía aquí tus inquietudes sobre ética periodística.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Bajo el imperio de la posverdad se han multiplicado las informaciones falsas. Pero al mismo tiempo la sensibilidad para detectar y rechazar lo falso se ha agudizado.
La legislación penal hace lo suyo cuando estas falsedades violan o desconocen los derechos de las personas. Es evidente, sin embargo, que la sociedad necesita mucho más que leyes penales. Por eso rechaza la falsedad estimulada por los medios de comunicación que enseñan a informarse críticamente y a denunciar la información falsa como un atentado contra el derecho de estar bien informado.
Así, la creación de una conciencia crítica y de rechazo de lo falso es una primera forma de defensa.
La segunda es la creación de una consciencia de aprecio de la verdad. La obtienen los medios que publican información completa y confirmada. Ese rigor crea la conciencia de que no es igual lo verdadero que lo falso, y estimula la producción de información de calidad.
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El papel de los gobiernos en el control de noticias falsas
Consecuente con lo anterior, las redacciones en los medios están aprendiendo que el apresuramiento al informar, crea el riesgo de las noticias incompletas o inexactas, por falta de comprobación y de una segunda lectura.
A la vez es una acción defensiva contra la falsedad en la información y un ejercicio que afina la sensibilidad hacia lo falso y lo verdadero. El examen crítico de la publicidad comercial para exigir la verdad, como factor necesario para la creación de confianza y de seguridad en la sociedad.
Las universidades y los medios de comunicación están acudiendo a recursos pedagógicos que enseñan, por una parte, las mejores técnicas para la investigación, y, por otro, métodos para detectar las falsas noticias y para valorar la información verdadera.