¿Una conciencia ética en los periodistas que informan sobre Hidroituango?, ¿qué enfoques aconsejaría?, ¿cambiaría los que se han dado hasta ahora?
Respuesta de Mónica González
El problema que se ha generado con el ambicioso proyecto hidroeléctrico de Hidroituango no lo he estudiado debidamente. Dicho ello, solo agregaría que el problema por la disputa del agua del río Cauca, que deja a más de una decena de productores arroceros al descampado, es similar al que se vive en distintas zonas de América Latina, ya que la crisis hídrica en nuestros países –y en el mundo- se hace cada vez más aguda. De hecho, los expertos coinciden en que las guerras que vienen son por el acceso al agua.
En ese contexto, los periodistas debemos estudiar a fondo el sistema de derechos de agua en cada país y la legislación que rige en esa área; y mostrar los enormes conflictos de interés de un mercado subterráneo millonario en el que multinacionales mineras, agroexportadoras y de energía se disputan el acceso al agua como el oxígeno, dejando en la vulnerabilidad a pequeños productores y, sobre todo, olvidando que el agua es un elemento vital de bien público.
A modo de ejemplo, le cuento que en Chile el nuevo Código de Aguas, que debería establecer los límites de los derechos de agua para garantizar que es un bien público y no mercantil, es uno de los proyectos más polémicos que deberá legislar el Congreso este año 2019. Ha estado trabado por años, el lobby de distintos actores para impedir que la Constitución garantice que las aguas que son bien de todo el país no se sigan privatizando es enorme. Es allí donde el periodismo puede hacer un gran trabajo al develar qué es lo que de verdad está en juego para los colombianos.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Es un tema complejo por los elementos que lo integran: predomina, desde luego, el asunto técnico de ingeniería pues se trata de una obra monumental, de utilidad pública, de impacto ambiental y económico en el que están comprometidos intereses institucionales, de la población directamente e indirectamente afectada, de los profesionales comprometidos, de la empresa y de un servicio público. Se agregan los intereses políticos regionales y locales, y las políticas ambientales.
En el tratamiento de este complejo tema han acertado:
1. Los que han escuchado a las partes en conflicto que son plurales y diversas: directivos de la empresa, ingenieros, gobernantes, líderes ambientales y líderes populares de las poblaciones afectadas, economistas. Es una variedad de fuentes que vuelve laboriosa y difícil la tarea de informar. Se agrega el trabajo de evaluar esos puntos de vista con ayuda de expertos no comprometidos con los intereses en juego.
El acierto en el tratamiento de este tema comienza cuando se identifica el objetivo de la información para adoptar una dirección: ¿se trata de obtener alta circulación o sintonía? ¿O ganarle a la competencia? ¿O contribuir al triunfo de un político o partido? ¿O de hacer oposición? ¿O colaborar en la búsqueda de una solución?
De esta identificación de objetivos dependen los aciertos o los errores.
2. No han sido acertados los que han incurrido en errores como estos:
- El de tomar partido en pro o en contra de la empresa.
- El de explotar comercialmente la información, destacando solo aspectos llamativos, o los más emocionales y sin investigación.
- Los que han convocado las emociones de las audiencias, pero no su capacidad de análisis.
- Los que se han convertido en jueces o en líderes comprometidos de una causa.
- Los que no han identificado – para guiarse- el objetivo que se proponen con la información.
En síntesis, esta es una información que demanda lo mejor de un periodista, para ofrecerles a los lectores elementos que permitan comprender de modo sereno e inteligente un problema en el que está comprometido el bien común de los colombianos.