Respecto a la niñez como tema de interés periodístico, entrevistar a niños y niñas, al mismo tiempo a sus padres o tutores, para la producción de un reportaje sobre educación sexual y/o cuidado de la salud, ¿resultaría en un conflicto ético? Si bien se protegería la identidad (nombre) así como algunos otros datos personales de las niñas y los niños que decidan participar, y se pediría el consentimiento de sus padres o tutores, quisiera contar con una opinión extra para continuar garantizando la mejor toma de decisiones en beneficio social.
Respuesta de Gumersindo Lafuente
A la hora de afrontar cualquier tema en profundidad siempre es interesante recabar la opinión de los afectados, que el periodista debe filtrar en la medida que sea relevante para el objetivo de la historia. La cuestión que plantea es especialmente delicada. Creo que el acercamiento a los niños para plantearles este asunto debe estar acompañado por especialistas que ayuden al periodista a enfocar las cuestiones. No creo que contar con la autorización de los padres sea suficiente para obtener un resultado periodístico relevante.
Respuesta de Jorge Cardona
La pregunta aborda uno de los escenarios más difíciles en la actualidad. Para beneficio de la niñez, en los últimos tiempos ha avanzado mucho la regulación que la protege. En el ámbito constitucional colombiano, la directriz es clara: los derechos de los niños prevalecen sobre los demás. Por eso, la pregunta plantea una disyuntiva muy compleja.
La educación sexual es una responsabilidad de los adultos y, en términos de pedagogía, existen profesionales que conocen a profundidad de qué manera encararlo debidamente. Cuando esa responsabilidad incluye a medios de comunicación y periodistas, el asunto se vuelve más exigente. Por esa misma razón, estimo que deberían hacerlo quienes tengan una capacitación o experiencia.
Ahora bien, incluir menores de edad para recoger su testimonio o punto de vista sobre el tema, puede ser novedoso, pero también muy arriesgado. Eso no implica que sean silenciados o que su libertad de expresión sea coartada, pero lo ideal sería hacerlo a través de una orientación profesional adecuada por parte de quienes interrogan. En síntesis, el escenario es más un asunto de educación que de periodismo.
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¿Cómo analizar el tratamiento periodístico sobre temas de abuso sexual en los niños?
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Organizaciones internacionales como la Federación Internacional de Periodistas (FIP) o Unicef proponen a los periodistas “normas de conducta ética más elevadas”, como la precisión y sensibilidad para informar, sólo dar información que no los perjudique; no a las presentaciones sensacionalistas, sólo identificarlos cuando se demuestra que es por interés público; evitar imágenes de niños con connotaciones sexuales, obtener el consentimiento del niño y de sus padres para fotografías y videos y no pagar al niño por material que afecte su bienestar.
Unicef, a su vez, se ha referido a las entrevistas, que no los enjuicien ni pretendan humillarlos; también previene sobre las puestas en escena en que todo debe ser simple y sincero; el niño debe estar consciente de que habla con un periodista y la entrevista debe ser autorizada por los padres.
El conflicto ético, además, podría darse alrededor de los objetivos que se buscan con la entrevista:
- ¿Para qué se hace?
- ¿Para ganar circulación o sintonía?
- ¿Para ganar un premio o aplauso?
- ¿Para servir a los más débiles de la población?
Los dos primeros objetivos deberán rechazarse casi instintivamente porque contradicen abiertamente el deber ser de la profesión. El tercero es un objetivo que dignifica al periodista y su ejercicio profesional.