¿Qué debe hacer un periodista cuando un deportista en una rueda de prensa profiere una palabra soez o indecorosa en una frase que puede considerarse que tiene valor informativo? ¿La reproducción literal de esas declaraciones es siempre la mejor opción? Es una pregunta que me formulan los alumnos del Máster de Periodismo Deportivo de la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Sevilla.
Respuesta de Gumersindo Lafuente
El periodista debe valorar si esa expresión tiene relevancia informativa. Si no es el caso, no tiene ningún sentido reproducirla.
Respuesta de Álex Grijelmo
Las palabras malsonantes solo se deben emplear si añaden información. Generalmente eso ocurre cuando son pronunciadas en público por alguien relevante, o escritas en un documento que se cite. Es decir, cuando nos aportan algo sobre la persona que habla o sobre quien redactó ese escrito.
Ahora bien, debe tratarse en tales casos de vocablos emitidos conscientemente: con la intención de que figuren en el discurso público. No se deben recoger esas expresiones si son inconscientes, como pasa con determinadas muletillas o con las exclamaciones espontáneas.
Y una vez que se recogen, han de reproducirse con todas sus letras; no con abreviaturas ni con una escritura a medias: "Le llamó hijo de puta", pero no "le llamó hijo de p...".
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Respuesta de Javier Darío Restrepo
Los códigos y manuales de estilo que se refieren a este tema lo relacionan con el tratamiento que debe darse a las imágenes macabras o de mal gusto. En cualquiera de los casos lo que importa no es el criterio del periodista que desde su interés afirma que la realidad se debe mostrar sin atenuantes, tal como es; más que ese criterio, es válida la consideración del deber de no ofender al receptor de la información.
El código de Unesco afirma que debe respetarse el interés público y la BBC, al referirse al uso de palabras objetivamente ofensivas o insultantes, establece que de ser necesaria su reproducción “debe ser aprobada por una figura editorial senior”. A su vez, el País de Madrid en su Libro de Estilo indica que tanto las imágenes desagradables, lo mismo que las palabras ofensivas “solo se publicarán cuando añadan información”. El grupo Prisa es terminante: “Las expresiones vulgares, obscenas o blasfemas están prohibidas”; sin embargo agrega una excepción: “Cuando añaden información”.
Se perciben en estas normas como razones que las fundamentan:
- La universalidad que debe tener la información periodística. En efecto, lo mismo que en la información política, cuya independencia ha de hacerla válida y útil para todos los receptores, cualquier otra información debe ser expresada en lenguaje comprensible y aceptable para todos y, bien se sabe, hay imágenes y palabras que no todas las personas aceptan o soportan.
- Las imágenes crudas y las palabras ofensivas no son imprescindibles en la información; por eso la norma que las legitima “cuando agregan información”, deja un margen para el sano criterio del periodista que valora esas imágenes y palabras para concluir si son prescindibles o imprescindibles para la información. Una vez más, el criterio ético es el del servicio y respeto al otro.