Diferencias entre la línea editorial y la informativa de un medio

Respuesta de Jorge Cardona
En los vaivenes de la política todo cambia siempre y por eso el acierto del periodismo es no matricularse con nadie. Es lo que espera la sociedad de quien interpreta o relata los hechos políticos. El modelo tradicional que divide su línea editorial de la frontera informativa es lo aconsejable, porque se puede o no compartir la opinión del medio, pero también ejercer el deber de investigar y de informar para ser editado. Si no se logra un adecuado equilibrio en favor de la libertad de expresión, el medio es el que expone su confianza. La opción de quedarse o partir es a veces asunto que trasciende al periodismo.
Envía aquí tus inquietudes sobre ética periodística.
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Una es la línea informativa de un medio y otra la de su opinión editorial.
La línea informativa, que es la que sirven con sus noticias, crónicas, reportajes, entrevistas y perfiles los reporteros, debe ser independiente, para ser objetiva -hasta donde esto es posible- y, por tanto universal.
Este ideal de la universalidad de la información significa que el periodista informa para servicio de todos, sean del partido, candidato, nacionalidad, raza o religión que sean. Todos han de encontrar útil la información del periodista, porque no le encuentran sesgo ni intención publicitaria alguna.
La otra línea es la editorial, o sea la de las opiniones del medio de comunicación, que se publican como opiniones, completamente diferenciadas de las informaciones y firmadas por editorialistas, o columnistas, todas personas distintas de los periodistas dedicados a la información.
Al firmar su contrato de trabajo ningún periodista se compromete a seguir ni a defender la opinión editorial de su medio, ni es legítimo que alguien pretenda imponérsela. Tampoco sería legítimo que el periodista se propusiera imponer su pensamiento político personal a través del enfoque o presentación de sus noticias. Hacerlo sería un abuso de poder y un atentado contra su propia credibilidad.
Es inaceptable que para conservar su puesto de trabajo el periodista utilice el engaño o convierta la información en publicidad a favor de alguna empresa, partido, gobierno o líder político.
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