Me enfrento al reto de hacer el perfil de alguien fallecido: ¿Cuál será la voz principal? ¿Cuál es el coro?
Respuesta:
En la tragedia griega, como contrapunto a la voz del personaje o los personajes principales, sonaba el coro que interpretaba los sentimientos de la población o inducía otros puntos de vista. En la redacción de un perfil no necesariamente debe ser así. Más bien se trata de encontrar fuentes, que de acuerdo con su conocimiento del personaje central, tienen distintas categorías; las principales son las que tienen mayor cercanía y conocimiento del personaje. Las de estos son las voces principales. Las secundarias son las de compañeros de estudio, o de trabajo, vecinos y parientes lejanos.
Pero al periodista no le basta que sus fuentes sean cercanas al personaje porque el afecto, la posición familiar o sus intereses pueden deformar la verdad del testimonio; por esta razón se debe someter a crítica y a confrontación con otras fuentes ese testimonio.
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Es necesario, además, tener en cuenta si es oportuno buscar información en estas fuentes cuando aún están afectadas en sus sentimientos, en los casos en que el personaje acaba de morir o ha sido víctima de un final atroz.
En cualquier caso el perfil ha de estar enmarcado en consideraciones de respeto a la intimidad, de cuidado de su honra y buen nombre, y de una exigente búsqueda de la verdad. Ni diferencias políticas, religiosas o sociales, ni proximidades de cualquier clase pueden imponer su ley en el perfil. Como una buena fotografía, con el enfoque y la iluminación adecuados, el perfil debe transmitir el lector la sensación de que ve al personaje, tal como era, o como es.
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Documentación.
Como la entrevista, el perfil es un subgénero del reportaje; un reportaje básicamente retrospectivo y virtual, no una simple biografía, sino que aspira a dar cuenta de la realidad interpretada -luego siempre subjetiva- de un personaje. Para hacer las cosas como es debido, el perfil solo debiera pergeñarlo quien conociera de verdad al tipo de que se trate, preferentemente en persona. Eso no siempre es posible, y yo mismo he hecho perfiles basándome exclusivamente en recortes de prensa – hoy en Google- pero está claro que eso ya no vale para un periódico como Dios manda.
Mi consejo es que no se trate de hacer perfiles cuando se carece de esa cercanía, y se limite el diario a publicar una sencilla nota biográfica que el lector no pueda confundir con un intento de auscultación del personaje. El perfil será interpretativo. Para llegar o no a lo opinativo (preferencia moral o política), si el periodista considera que el material de que dispone lo autoriza a ello, y la firma será inexcusable.
Miguel Ángel Bastenier en Cómo se escribe un periódico, Fondo de cultura económica, Bogotá, 2009, p. 88.