¿Es aceptable ese argumento en que el fin justifica los medios?
22 de Julio de 2016

¿Es aceptable ese argumento en que el fin justifica los medios?

Foto: Pixabay

Un periodista fue detenido porque en una cárcel le entregó un teléfono celular a un recluso. Los colegas del periodista alegan que esa determinación atenta contra la libertad de información, ya que el celular se iba a utilizar dentro de la investigación periodística que se adelantaba en la prisión. ¿Es aceptable ese argumento en que el fin justifica los medios?
Un fin bueno no legitima los medios para obtenerlo. Es bueno el fin de informar, pero si el medio utilizado es la compra de información, ningún fin bueno legitima ese medio, que es malo y hace daño. Lo mismo sucede en este caso: es bueno que se comunique información y, mejor aún, si esa información contribuye a la libertad de un inocente. Pero no puede ser bueno un medio ambiguo que puede volverse contra otras personas y que, por esa razón, había sido prohibido por el código carcelario o por las leyes.

El compromiso del periodista con el bien común debe ser integral y sin concesiones a quienes atentan contra él. Por eso al fin bueno debe agregarse el medio bueno para obtenerlo.

El medio malo es una concesión al mal que puede llegar a convertir la acción bienintencionada en una colaboración para el mal.

Además, el medio malo suele ser un atajo o trampa contra la ley que, por ser expresión de la voluntad de la sociedad de obtener el bien para todos, debe ser respetada.

Debe agregarse el aspecto de credibilidad que genera el juego limpio por parte del periodista.

Cualquiera actuación torcida, de mala fe o de apariencia tramposa, descalifica al periodista de quien se espera una plena transparencia en sus actos.

No basta, pues, la habilidad para encontrar la verdad, es indispensable, además, la forma limpia con que se la encuentra.

Documentación

La libertad de expresión no sufre menoscabo alguno por la detención del periodista Marrero ni por las medidas cautelares que le impuso la autoridad judicial. Por el contrario, los argumentos esbozados para justificar la actuación del periodista, dañan los esfuerzos dirigidos a ampliar el ámbito de esa libertad en nuestro país.

Para justificarse Marrero alega que la subrepticia introducción del teléfono en el centro penitenciario se hizo con la intención de obtener informaciones de valor periodístico. La fiscalía afirma que el teléfono fue utilizado para amedrentar a testigos.

Aparte de las implicaciones delictivas que pueda tener, el caso plantea un problema central de la ética periodística. Marrero violó el ordenamiento jurídico al facilitar el teléfono al reo y lo justifica alegando su derecho a recabar información. La pregunta es si ese derecho existe sin límites éticos y legales. La respuesta no debería ofrecer dificultad alguna. En todo el mundo los códigos éticos impiden al periodista recabar informaciones mediante la mentira, la impostura, la transgresión del ámbito de intimidad o la violación de leyes legítimas, para citar solo algunas conductas reprochables.

El sindicato de periodistas declaró que “los periodistas normalmente hacen investigaciones y para ellas utilizan todos los medios a su alcance, guste o no a quienes quieren ocultar sus actuaciones, o a quienes por una razón u otra no les gusta la forma en que los comunicadores logran obtener su información”.

Esta tesis implica la sustitución de las normas éticas del periodismo por un solo, viejo y desprestigiado principio: “el fin justifica los medios”. Una somera revisión de los textos especializados y los códigos de ética del mundo entero revela el rechazo universal a la respuesta del sindicato.

Invocar la libertad de expresión, el secreto profesional y el derecho del público a estar informado para justificar acciones como la de Marrero es desnaturalizar esos conceptos y hacerle un flaco favor a la causa de ampliar la libertad de prensa.

Apartes del Editorial de La Nación, (S. José de Costa Rica) 19-06-04.

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