Un reportero extranjero fue secuestrado por la guerrilla, cuando portaba chaleco y casco del ejército y viajaba en vehículo militar. ¿Es correcto cubrir el conflicto armado colombiano con ayuda del ejército?
Un antiguo documento, el Convenio IV de la Haya (18-10-1907) da por legítimo que los corresponsales de los periódicos sean parte “de los individuos que siguen a un ejército sin formar parte de él abiertamente”.
Considera el mismo convenio que en cualquier evento tienen que ser tratados como corresponde a civiles. La norma más reciente del Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949, agrega: “los periodistas que realicen misiones profesionales peligrosas en las zonas de conflicto armado serán consideradas como personas civiles…a condición de que se abstengan de todo acto que afecte a su estatuto personal de persona civil”.
La naturaleza de la misma profesión periodística le da a su actividad un carácter universal que la coloca por encima de cualquier trinchera, por tanto, al cubrir el conflicto armado el periodista no lo hace en nombre de una u otra de las fuerzas en combate, sino de sus lectores, oyentes o televidentes que, en su calidad de civiles, reclaman la cesación de los combates y la solución política del conflicto.
Es tan clara esta posición que los acuerdos internacionales al reclamar la protección del periodista lo hacen en nombre del derecho ciudadano a la información que el periodista sirve con su trabajo de corresponsal de guerra, o en zonas de conflictos. Esta actividad demanda de él a la vez independencia respecto de los grupos armados, y compromiso con la ciudadanía que tiene y reclama el derecho a la información.
Documentación
Propuestas éticas hechas a partir de sugerencias sobre el oficio, de códigos deontológicos internacionales, de textos elaborados por conocedores del tema y de la declaración de principios de la Federación Internacional de Periodistas:
- La verdad debe ser el principio básico de la investigación, elaboración y construcción de las informaciones.
- Es necesario esforzarse en la construcción de una información contrastada, estructurada con contexto, sin opiniones personales y lo más completa posible para que el público pueda entender la realidad y formar su propio criterio.
- Deben rechazarse las presiones de aquellos que intenten poner la información al servicio de sus intereses. Cuando el periodista defiende su derecho a investigar y publicar con libertad, está protegiendo el derecho del público a ser informado.
- Los periodistas ni sus medios deben tomar partido a favor o en contra de las fuentes de información. No deben conseguir información a través de métodos fraudulentos o a cambio de cualquier tipo de retribución o favor.
- Las informaciones deben ser contrastadas con diferentes fuentes plenamente identificables en las publicaciones y son a ellas a lasque se les deben atribuir datos, cifras, expresiones y comentarios suministrados.
- Los casos en los que la identidad de la fuente no pueda ser revelada deben ser manejados con criterio ético y sin poner en riesgo la vida de nadie. Así mismo deben evitarse las informaciones donde excedan las fuentes anónimas.
- Los medios y los periodistas deben rectificar cuando sea necesario y corregir aquellos errores e inexactitudes divulgadas en informaciones publicadas que hayan o puedan afectar a una o varias personas.
- Los medios y los periodistas deben recordar que el afán por conseguir informaciones y divulgarlas antes que los demás no pueden reñir con la confirmación de los hechos, la contextualización y la verdad. Tampoco debe poner en riesgo la vida de ninguna persona.