Periodistas afines a partidos políticos: ¿cómo deben comportarse?
25 de Febrero de 2018

Periodistas afines a partidos políticos: ¿cómo deben comportarse?

Foto: Unsplash  - Compartida bajo licencia Creative Commons

¿Cuál debe ser la conducta del periodista afín a un partido político? ¿Y cuál su postura en las redes sociales?

Respuesta:

Estar al servicio de toda la sociedad es lo esencial en la profesión periodística. Esto significa que el único partido al que sirve el periodista es la totalidad de la sociedad.

Otra clase de partidismo, cualquiera que sea, es una forma de deslealtad profesional del periodista.

No significa esto que el periodista deba ser sin partido y sin compromiso político. Debe tener sus convicciones políticas, candidatos y partido, como asunto personal que no debe interferir con el servicio debido a toda la sociedad. Su compromiso es ofrecer una información de calidad, útil para todos los ciudadanos (no importa cuál sea su partido) de calidad y creíble. Con todo, si quiere ser creíble, debe ser y parece independiente de todo compromiso partidista al momento de informar. Cuando en su trabajo muestra el cobre de sus preferencias partidistas, deja de ser y de parecer independiente y, por tanto, debilita su credibilidad; cuanto escribe se leerá no como información sino como propaganda.

A esa independencia de compromisos partidistas se debe agregar el rigor para informar sólo después de cumplido el proceso de verificación de cada uno de los datos de su información, y la capacidad para hacer accesible su información a todas las audiencias.

Esas cualidades son las que exige su servicio para toda la sociedad, que si se ponen en duda por manifestaciones hechas en las redes sociales, estas deben desaparecer. Debe predominar su tarea como periodista, que subordina las demás actividades.

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Documentación

En América Latina los medios muchas veces son la última esperanza que les queda a los ciudadanos para obtener una mayor transparencia. En particular, en tiempos de crisis, es muchas veces el punto de partida para una autocuración del sistema democrático y por la cual los sistemas democráticos demuestran ser decididamente superiores a cualquier dictadura. Se ha resumido en los siguientes términos el rol de los medios para Colombia, en un momento en el que la corrupción y las conexiones con el narcotráfico convulsionan la dirigencia política del país: “En las circunstancias que hoy estudiamos, el derecho a la verdad se hace más exigente porque las instituciones están rodeadas de desconfianza y, por lo tanto, sin la credibilidad suficiente para avalar una sentencia que satisfaga la demanda pública de verdad y de transparencia. Podría parecer presuntuoso que un periodista lo proclaman, pero avalan esta afirmación las encuestas de opinión que les da a los medios de comunicación un alto grado de credibilidad, superior al que tienen en este momento, el congreso, los partidos o los propios jueces”. Los medios son, en efecto, los ojos y oídos de la sociedad, que deben sin duda privilegiar la función informativa por sobre cualquier función de entretenimiento.

En el centro de este análisis se sitúan la ética periodística y los estándares profesionales, el tema de la responsabilidad con que los medios manejan el poder que, indudablemente, existe. A diferencia de las figuras públicas cuestionadas, lesionadas en su esfera íntima o denunciadas con lujo de detalles, los periodistas deben temer alguna consecuencia por los errores que cometen, ante apreciaciones erradas o incluso por un desarrollo falso de la información. Los derechos de los afectados, tales como el derecho a réplica, son muchas veces armas sin filo cuando se trata de perjuicios causados a la imagen de una persona o institución que en su accionar depende de la aprobación pública.

Frank Priess en Política y medios de comunicación; en Contribuciones, 2/1996, Fundación Konrad Adenauer.p.75

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