Periodistas acosadas sexualmente por sus jefes, ¿cómo tratar el tema?
26 de Enero de 2018

Periodistas acosadas sexualmente por sus jefes, ¿cómo tratar el tema?

Foto: Pixabay.com - Compartida bajo licencia Creative Commons.

Una periodista abusada por su jefe hizo una valiente denuncia pública años después del abuso, pero creó un suspenso al afirmar que su ofensor es alguien a quien se oye y se ve todavía con respeto. Las especulaciones que se han multiplicado después de esa vaga acusación tienen en tela de juicio a personas respetables y respetadas en la profesión. ¿Una acusación en estos términos tiene justificación?

Respuesta:

La utilidad de estas acusaciones, que hoy se multiplican, no tiene duda alguna. La sociedad toma nota de ellas y puede valerse de ese conocimiento para aplicar o para consolidar sus mecanismos de defensa. En el caso de la consulta, es el funcionamiento interno de los medios de comunicación el que es objeto de examen y revisión.

Además, abre los ojos de la ciudadanía sobre los derechos y la dignidad de la mujer. Pero es indispensable manejar la acusación pública con un cuidado parecido al que impone la manipulación de un explosivo.

Así como el periodista rechaza las generalizaciones como verdades incompletas que pueden hacer daño a muchos inocentes, las acusaciones genéricas que no lo dicen todo y arrojan sospechas sobre todos, no tienen justificación moral alguna. En cambio, inducen a la sociedad a esa forma de justicia por la propia mano, que es la condenación de las personas sin el proceso judicial de rigor y, además, crean un clima de sospecha y desconfianza que no puede ser sino dañino para todos. Además, banaliza un hecho grave: el abuso de poder por parte de los que tienen posiciones de mando en los medios.

La causa de los derechos de la mujer no recibe refuerzo alguno cuando en su nombre se desconocen o se violan los derechos ajenos como el de la presunción de inocencia o el de tener un juicio antes de ser condenado.

Documentación

Una prensa con responsabilidad social se define como la que posee el deber positivo de ejercer la libertad de expresión. Para ser más específicos se requieren normas de desempeño las que se requieren si la prensa ha de ser libre y responsable. Estas son:

Suministrar una relación completa y apegada a la verdad de los acontecimientos del día en un contexto que les dé significado.

Servir como foro para el intercambio de comentarios y críticas.

Ofrecer una imagen representativa de los grupos que constituyen la sociedad.

Presentar y aclarar las metas y los valores de la sociedad.

Suministrar un acceso completo a la inteligencia del día.

En vez de no tocar a la prensa, los teóricos de la responsabilidad social exigieron a esta, al gobierno y al público promover activamente tanto la libertad de expresión como los requerimientos para una prensa libre y responsable.

Exigir responsabilidad social a un reportero, a un jefe de redacción, a un anunciante, a un gerente, es pedir una orientación hacia los demás, en una actitud y una voluntad de considerar los efectos de las acciones individuales y las prácticas institucionales sobre los demás, sobre el público. Si bien no se pensaría así a partir de la lectura de los críticos de la teoría de la responsabilidad social de la prensa, algo que debe afirmar de una sencilla exhortación. Si se la toma con seriedad, puede constituir un antídoto útil para el individualismo sin freno: el hedonismo o incluso una variedad botánica del descuido periodístico.

Edmond Lambeth en Un periodismo Comprometido. Limusa-Noriegas editores, México, 1992. P. 19 y 20

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