"El papel del periodista va más allá de la presentación de voces contrarias"
9 de Octubre de 2017

"El papel del periodista va más allá de la presentación de voces contrarias"

Foto: Pixabay.com/ Alexas_Fotos - Compartida bajo licencia Creative Commons.

En un documental sobre un páramo, uno de los invitados puso en entredicho las funciones de una corporación enfocada en el medio ambiente. Aunque incluimos esa entrevista, no lo hicimos con las personas de la corporación. Si incluimos la crítica... ¿estaríamos faltando al buen nombre de la institución? ¿Debemos retirar ese fragmento de la entrevista en caso de que la corporación no acceda a una entrevista?

Respuesta:

El deber del periodista es con la verdad de los hechos, no con el buen nombre de ninguna institución.

La queja de los pobladores es el punto de partida para la investigación periodística que debe establecer si la corporación está cumpliendo o no con las funciones que le debe a la población.

Un testimonio sin pruebas de los habitantes y un silencio de los representantes de la Corporación crean una situación de desequilibrio injusto en la información que hace inútil la presentación del documental.

El papel del periodista va más allá de la presentación de voces contrarias: una voz de la Corporación vs. una voz de la población, como si las dos fueran verdaderas.

Una de las dos puede ser verdadera y la otra falsa. Y es tarea del periodista poner en evidencia lo uno o lo otro. Si no es así, la información periodística es incompleta y no cumple función alguna, lo que la hace prescindible.

El recurso a otras fuentes en este caso: documentos, expertos y testigos, es lo que el buen periodismo hace para obtener una información completa y para hacer real su compromiso con la verdad y darle respuesta a la sociedad.  

Documentación

La preocupación más importante de la prensa es no infringir la letra de la ley. No existe responsabilidad moral por la deformación o la desproporción de las informaciones. ¿Qué clase de responsabilidad tiene el periodista ante sus lectores o ante la historia si ha extraviado a la opinión pública o al gobierno por medio de informaciones inexactas o de conclusiones erróneas? ¿Sabemos de algún caso de reconocimiento público o de rectificación de tales errores por el mismo periodista, en el mismo medio informativo? No, esto no ocurre porque dañaría las ventas. Un país puede ser víctima de la equivocación, pero el periodista queda impune. Uno puede presumir que volverá a escribir contra la verdad, con seguridad renovada en sí mismo.

Como es preciso entregar una información instantánea y creíble se hace necesario recurrir a las conjeturas, a las suposiciones y a los rumores para llenar los vacíos y ninguna de esas cosas será rectificada, permaneciendo así en la memoria del lector. ¿Cuántos juicios apresurados, inmaduros, superficiales y engañosos se expresan cada día, confundiendo a los lectores, sin ninguna rectificación posterior?

La prensa puede simular la opinión pública y puede educarla mal. De este modo podemos ver terroristas a los que se hacen héroes, materias secretas -que pertenecen a la defensa del país- reveladas públicamente o podemos ser testigos de la intrusión desvergonzada en la intimidad de personas muy conocidas, de acuerdo al eslogan: “todos tienen derecho a conocerlo todo”. Pero este es un eslogan falso, característico de una época falsa. Las personas tienen derecho a no conocer, y es un derecho más valioso el derecho a no tener almas atiborradas de chismes, necedades y palabras vanas. Una persona que trabaja y lleva una vida interesante no necesita ese flujo excesivo de información.

Alexander Solzhenitsyn. Premio Nobel de literatura.(Discurso al recibir el doctorado en letras en la Universidad de Harvard , 1978) Publicado en Libertad de expresión, ética periodística y desinformación. U. Católica de Chile, Santiago, 1988.  p. 107. 108

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