El diario Ahora publicó en su portada: “Sexo en el colegio” y una imagen de dos alumnos que sostienen relaciones sexuales en una de las aulas. El rostro de los alumnos se oculta con un cintillo negro que cubre sus ojos. En la información se oculta la identidad de los alumnos y agrega dos fotos más. ¿Qué precauciones se debieron tomar teniendo en cuenta que la nota solo narra hechos basados en el video?
Respuesta:
Tanto los temas de violencia como los de sexo ponen a prueba la calidad y madurez de la información periodística. Esta gana en calidad cuando se guía por la intencionalidad de prestarles a los receptores el servicio de defensa y fortalecimiento del bien común.
Cuando esta no es la guía, la información se hace del modo más fácil para responder a la curiosidad y al morbo de los receptores. En estos casos, la noticia se mira pero no se piensa y quedan por fuera las respuestas a preguntas obvias: ¿Por qué sucede este hecho? ¿Puede presumirse su repetición? ¿Con qué elementos se cuenta para que estos hechos no sucedan? ¿Qué consecuencias tendría la multiplicación de estos hechos y su impunidad?
En vez de estos aspectos que hacen pensar el hecho más allá de sus detalles morbosos, aparecen informaciones como la que motiva la consulta.
Es demasiado simplista la idea de que el periodista está solo para mostrar lo que sucede. Esto reduce la tarea del periodista y la despoja de su carácter de agente social, capaz de interpretar y hacer entender los hechos, para promover la participación de los lectores u oyentes en la vida de la sociedad.
Documentación
El periodismo se ha convertido en el medio por el cual, al igual que todos los pueblos de los mitos primitivos, ungimos y luego matamos a nuestros reyes. No son solamente los presidentes quienes reciben ese tratamiento. Prácticamente a cualquiera, a quien los periodistas ayudan a encumbrar, se puede estar seguro que tratarán de derribarlo.
Esto ha tenido su precio, especialmente en la disminución del interés por los periódicos. Pero es fácil pasar por alto la conexión, porque cuando una historia es suficientemente caliente realmente vende periódicos. Podríamos pensar entonces que si la gente desea esta clase de historia, debemos darle más. Según este razonamiento, el Tribune podría comenzar a colocar fotografías de modelos desnudas en su primera página. Llama la atención a costa de la credibilidad, lo cual es como comerse el grano que se debe apartar para semilla. Esta visión reductora del gobierno y de la política puede provocar asentimientos de cabeza entre los lectores conocedores, pero únicamente hasta que dejen de leer por quedar convencidos de que todo es un juego amañado en su contra.
No estoy sugiriendo que las organizaciones de noticias abandonen su papel como críticos e investigadores. Todo lo contrario. Necesitan ampliar las áreas en las cuales aceptan este reto. Pero sí creo que necesitan hacer una pausa antes de suponer lo peor, contenerse cuando se hacen las acusaciones hasta desarrollar alguna prueba fidedigna que respalde los cargos. Esto requiere coraje porque los competidores que no reconocen o no aceptan la necesidad de esta disciplina, acusarán al periódico ciudadano de ser timorato, o peor, de tener un interés vanal en proteger al sujeto de la acusación. Y a veces significará que un malhechor quede sin desenmascarar durante algún tiempo. Pero vale la pena correr el riesgo. Hasta que todas las organizaciones de noticias se den cuenta de que lo que están haciendo a la comunidad y se están haciendo a sí mismas al saltar instintivamente a la conclusión maligna, seguirán siendo tanto la causa como la víctima de sus acciones.
Jack Fuller en Valores Periodísticos, Colección Chapultepec, Sociedad Inertamericana de Prensa. Miami, 2001. P- 165, 166.