Ante amenazas de muerte, ¿el periodista debe abandonar el tema o seguir adelante?
29 de Agosto de 2017

Ante amenazas de muerte, ¿el periodista debe abandonar el tema o seguir adelante?

Foto: Pixabay.com - Compartida bajo licencia Creative Commons.

Las investigaciones periodísticas sobre narcos me han traído, como consecuencia, unas amenazas que, al principio traté de ignorar pero que, ahora, van en serio. Mi esposa ha reaccionado exigiéndome abandonar el tema o, de lo contrario, se irá para la casa de sus padres con los dos niños de 5 y 8 años.
¿Qué debo hacer? ¿Dejar el tema para salvar mi hogar? ¿Seguir con las investigaciones y prometerle que, terminada la investigación, cambiaré de frente? ¿Dejar que se vayan, para buscarlos más adelante?

Respuesta:

No es la primera vez que un periodista propone este problema. En una encuesta amplia sobre un tema como este, los resultados fueron significativos: el 48% de los periodistas mantendrían en secreto las amenazas, para mantener su libertad de acción; 34% ante la reacción de la esposa, prometerían un cambio de tema o de medio, con tal de salvar su hogar; el 18% abandonaría la investigación.

¿Las razones para estas decisiones?

Si los corruptos, o los narcos, o los violentos, perciben que la amenaza tienes el poder de silenciar, la sociedad quedará indefensa y sin conocimiento de la realidad. Este fue el razonamiento del 48% que decidió correr el riesgo con tal de cumplir su tarea.

Para los otros periodistas sería insoportable que, por su ejercicio profesional, algo les sucediera a su esposa o a sus hijos. Y entre los dos silencios: el que sobrevendría a la muerte del periodista; o el silencio parcial de cambiar de tema o de medio, es claro que esta última opción resulta la menos onerosa.

Es, pues, una decisión que supone consultas previas con otros colegas y con la propia familia. Cualquier opción resulta respetable. Es una oportunidad para hacer un examen de las prioridades que orientan la vida personal y profesional.

Documentación

Después de muchos años como corresponsal en el medio oriente, cuando ya su memoria estaba llena de conflictos, guerras, asesinatos y actos de terrorismo ocurridos en esa parte el mundo, el corresponsal de la BBC, Michael Elkins reflexionó sobre sus recuerdos y convicciones para anotar: “ pienso que los miembros de los medios informativos debemos reexaminar nuestras prioridades y responsabilidades. No tenemos, me parece, mandato especial para poner en peligro vidas humanas con tal de conseguir la noticia. No estoy sugiriendo que no se informe sobre las noticias violentas. Lo que sugiero es que la información se haga de manera veraz, austera y meticulosamente distancia del sensacionalismo”.

La experiencia y esa maduración de los valores, que hacen digna esta profesión enseñan que la adopción de una escala de valores en la que se establecen prioridades tiene el carácter de guía o brújula moral. La de Elkins no deja dudas al respecto: la vida y la libertad de las personas están por encima del valor de cualquier noticia.

Esta afirmación adquiere una resonancia herética cuando se escucha en esos templos de la “primicia por encima de todo”, en que se han convertido los medios de comunicación que son, negocio en primer lugar; pero de esa revisión de prioridades está dependiendo la respetabilidad de los medios, su papel de servidores de la sociedad, y aspectos tan singulares como el de impedir que los violentos puedan llegar a manipularlos, o que los medios y los periodistas lleguen a ser brazos desarmados de los violentos.

Javier Darío Restrepo en Seminario Nacional de los medios de comunicación, Bogotá, 1998.  P. 103- 104

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