¿Cómo deben tratarse las referencias a Dios en la información? ¿Si el redactor escribe que un cantante le canta a Dios, no reconoce implícitamente la existencia de Dios? ¿No debería ser el periodismo agnóstico y atado al principio de verificación? ¿No hacer referencia a Dios sería una tergiversación de lo dicho por la fuente?
Respuesta:
Tan confesional es la información en la que usted afirma su convicción religiosa, como una proclamación de agnosticismo o de ateísmo. En cualquiera de los dos casos usted ha cruzado la frontera que separa los hechos de las opiniones o juicios personales.
Esto último, la proclama de las opiniones como si fueran hechos, es propaganda y los receptores de su información quieren ver hechos, no opiniones. Estas las pueden encontrar en el editorial o en las columnas de opinión del medio de comunicación.
Si el hecho es una audiencia pública del papa Francisco, o una conferencia de prensa de un científico ateo sobre la no existencia de Dios, usted no informará como católico ni como ateo, sino como periodista y, por tanto, registrará unos hechos. Excluir de su información la audiencia papal porque allí se habla de Dios, o la del científico porque se hace profesión de ateísmo, le da a usted el carácter de censor que se ha atribuido la discutible autoridad para decidir qué información pueden o no pueden recibir sus receptores. Para usted deben ser tan respetables los que creen en Dios como los que no creen, son sus libres opciones personales que se sustentan en el contacto con la realidad; y su función de periodista es proveer ese contacto a través de la información.
Tanto el que convierte la información en un sermón o en un manifiesto, como el que la maneja como una proclama de que Dios no existe, le quitan sentido a la profesión periodística que cree que los hechos son el punto de partida para conocer y entrar en contacto con la realidad, sea que unos vean los hechos como realidades escuetas y observables, o que piensen que todo cuando sucede es adorable. Para cualquiera de ellos su información debe ser útil.
Documentación:
En el tejido continuo de la realidad, la interpretación periodística aísla unidades conocidas como “hechos”. Empleamos la palabra “hecho” donde los ingleses y norteamericanos dicen “event” y los franceses “fait”. Y la preferimos a acontecimiento que sugiere un hecho de especial relevancia y solemnidad o a suceso que evoca más bien una sección del periódico que recoge crímenes y catástrofes. “Hecho” es una expresión más comprensiva y universal. Corresponde a la unidad que Parsons llama “acto”.
Decir que los medios tratan de interpretar la realidad como un conjunto de hechos equivale a decir que tratan de comprender y expresar algunos de los hechos que juzgan más significativos y trascendentes y comunicarlos en forma de noticias. Aislado e identificado el hecho, la interpretación continúa a través de una serie de operaciones. Hay que comprobarlo, verificarlo, y completarlo. Sobre todo, hay que redactarlo. Redactar viene de reducir. La reducción del hecho a lenguaje equivale a la redacción del hecho como noticia. Convertir el hecho en noticia es básicamente una operación lingüística. Solo los procedimientos del lenguaje permiten aislar y comunicar un hecho. El lenguaje es el modo de captación de la realidad que permite darle forma y aislar dentro de ella unos hechos a los que, por un procedimiento de redacción, se convierte en noticia.
Lorenzo Gomis en Teoría del periodismo. Paidos Barcelona, 1997. P. 40, 41