¿Qué hacer frente a los comentarios ofensivos de los foristas? ¿Por qué se multiplican en Internet? ¿Los estimula el anonimato? ¿Controlarlos atenta contra la libertad de prensa? ¿Es posible alguna solución?
Respuesta:
Lo que no debe hacerse:
-
No utilizar el mismo tono o lenguaje.
-
No creerse en la obligación de responder.
-
No tomar en serio lo que así se dice.
Los espacios de interactividad en internet, o en cualquier otro medio crean las mismas obligaciones que impone un diálogo cara a cara. Ni más, ni menos, quizás más, pero nunca menos porque aunque se trate de una comunicación virtual, el recurso de lo escrito le agrega deliberación.
Estos abusos verbales son el resultado de varios factores: el primero es el anonimato que disminuye la responsabilidad y el riesgo. Al sentirse seguro de no tener que afrontar las consecuencias de sus palabras, el ofensor siente que no tiene que cuidar su lenguaje ni sus ideas; es decir, desaparece el control social sobre la conducta.
La otra razón está en la sensación de poder que da valerse de una tecnología poderosa que le abre la posibilidad de ser juez que puede sentenciar sin el deber correspondiente de presentar pruebas y de sustentarlas. El forista digital, por tanto, es un juez autónomo e irresponsable que presume ser dueño de una verdad.
Desde la reunión de medios de comunicación en Túnez, en 2005, cuando en defensa de los niños, se trató de hallar los medios legales y técnicos para frenar la pornografía, se llegó a la convicción de que ni legal ni técnicamente se podía llegar a ese control. Algo similar ocurre con el control de los foristas, por tanto, son medios indirectos y de largo plazo los que se están aplicando.
Cada medio impone a sus foristas unas reglas de juego, que deben respetar si quieren que sus textos se difundan, por ejemplo, eliminación de lenguaje ofensivo, obligación de identificarse, responsabilidad judicial por sus afirmaciones, etc.
Esto lo hacen ya medios serios y responsables en el mundo. Para estos medios es claro que la libertad de expresión no da derechos absolutos y que debe reconocer como límites los derechos de los otros como el de no ser agraviado, ni calumniado, ni ridiculizado de modo arbitrario y gratuito.
Documentación
La pornografía infantil es un caso extremo, pero lo mismo se puede decir de ejemplos relativamente inocuos que también encontrarán en internet un medio en que todo lo que reprime, verifica y corrige puede ser sorteado y todo lo que refuerza puede ser buscado una y otra vez. Así, por ejemplo, el que cree en hadas puede estar seguro de encontrar confirmación sicológica en la red y no necesita preocuparse de la crítica científica. Esto explica por qué internet contiene grandes cantidades no solo de inmundicia sino también de estupidez.
El resultado lógico de la interacción es una fragmentación moral más que una comunidad moral. La libertad de internet estás hecha a la medida para fomentar el libertinaje, puesto que es el medio ideal para propagar deseos no tutelados de cualquier clase.
Parece ser que los pesimistas tienen más razón que los optimistas. Internet está creando una sociedad anárquica, pero es la anarquía mala, no de la buena. Internet no solo carece de regulación por parte del Estado, sino que es imposible de regular. Sería estúpido buscar una solución técnica ¿Hay algo esencialmente incontrolable en internet? ¿Llegará a ser en gran medida un mundo propio? Habrá que averiguar si el advenimiento de internet introduce la posibilidad de un nuevo orden social, un mundo en el que las relaciones sean de un tipo diferente.
Gordon Graham: Internet. Fronesis Madrid, 2001. P. 105, 106